• De forma anónima, un franelero se atrevió a contar la experiencia que es dedicarse al oficio de lavar carros en la tienda Chedraui, lugar en el que explicó que los franeleros son víctimas de explotación laboral sin q
• De forma anónima, un franelero se atrevió a contar la experiencia que es dedicarse al oficio de lavar carros en la tienda Chedraui, lugar en el que explicó que los franeleros son víctimas de explotación laboral sin que nadie intervenga por ellosLa Paz, Baja California Sur.- La Paz es una ciudad que está llena de historias que aún no son contadas, algunas de estas se guardan en la punta de los labios de quienes tienen la errónea idea de que nadie los va a escuchar. Normalmente sectores marginados y vulnerados de la sociedad paceña suelen vivir casos de abusos, no sólo por parte de las autoridades, sino también de empresas que consideran que pueden hacer lo que deseen con estas personas. Los franeleros son individuos que buscan tener un trabajo para poder llevar el pan a la mesa, sin que llegue a ser de nuestro conocimiento que ellos también podrían ser víctimas de abusos, como la explotación laboral. Por azares del destino, una persona que se dedica a lavar carros se atrevió a contar su historia a este reportero de Diario EL Independiente, en la cual explica que en la tienda comercial Chedraui ubicada en Isabel La Católica podría haber un caso de explotación laboral, específicamente en el estacionamiento donde se concentran algunos franeleros para buscar el pan de cada día. Luego de una plática, nuestro testimonio accedió a contar el caso que viven quienes se dedican a lavar carros y que laboran en el Chedraui que está frente al Palacio de Gobierno, con la condición de mantener su identidad en el anonimato por medio a represalias. Es así como esta persona que busca salir adelante con un trabajo que le permita ayudar a su familia, se atrevió a dar testimonio un caso de explotación al que se enfrentan algunos de los integrantes de este sector marginado de la población. “El gerente explota a la gente, y eso no se hace”, dijo. “Yo pintaba, yo barría sacudía el área del Chedraui la parte de afuera donde nos correspondía tener limpio, pero era algo que no nos correspondía a nosotros, sin embargo, le hacíamos ´el paro´ porque nos daba permiso de lavar carros”, comentó. “Uno lo que quiere es comer, trabajo. Si uno no trabaja no come; tenemos que llevar pan a la mesa, por eso teníamos que hacer lo que nos pedían aunque no nos pagaran por ello”, explicó. Nuestro testimonio comenta que “los favores” dejaron de ser “favores”, y en algún punto de esta extraña relación laboral comenzaron a ser prácticamente obligaciones para quienes ni siquiera son empleados de la tienda. El denunciante expone que incluso les llegaban a fijar días de trabajos relacionados con las labores directas de esta empresa, sin siquiera recibir una remuneración a cambio de las actividades que prácticamente se veían forzados a realizar. “Últimamente ya abusaba, ya no preguntaba si podíamos, simplemente nos decía: ´Tienen que pintar, tienen toda la noche´. Nosotros empezábamos a pintar desde las 21:00 horas, toda la noche”, aseguró. “El gerente empezó a decirnos que era obligatorio, pero la tienda no nos estaba pagando nada. Se supone que ellos tienen una cierta cantidad de dinero para pagarle a alguien o a los encargados de mantenimiento, pero él nos usaba a nosotros”, expuso. “Si no trabajan, se me van”, era la amenaza que recibían los franeleros, con la que prácticamente le regalaban su tiempo y su trabajo a esta compañía sin recibir un salario a cambio. Incluso, hay casos en las que se les negó la entrada a los franeleros por haber “faltado”, a pesar de que estos no son empleados de la tienda. “Teníamos que ir todos los días, hasta los domingos, como si fuéramos empleados y nosotros estábamos no más ahí de lava carros”, compartió. Los franeleros son constantemente monitoreados por elementos de la Policía Municipal, quienes en ocasiones ayudan a reasignarlos a otros puntos de trabajo, sin embargo, el denunciante aseguró que nunca hicieron del conocimiento de los agentes la situación que se vive en este negocio. Esta situación destapa una cuestión que podría ser catalogada como explotación laboral, debido a que la mayoría de las personas que se dedican a lavar carros en las tiendas comerciales pertenece a un sector vulnerable de la población; en algunos casos, debido a que cierta cantidad de los franeleros suelen ser individuos que no conocen cuáles son sus derechos. Para darle mayor sustento a esta historia, recurrimos al abogado y representante del Consejo de Atención a Víctimas del Delito, Arturo Rubio Ruiz, quien expuso que en términos generales, la explotación laboral es la conducta que se despliega mediante la cual, una persona se beneficia del trabajo de otra sin remunerarla o bien, si la remuneración es inferior a la que marca la ley. “La explotación laboral si no incluye cuestiones degradantes se considera una cuestión ilícita que da derecho a una demanda en la vía laboral mediante los tribunales, pero en este caso se usa la intimidación, se aprovechan del desconocimiento de las personas y de su precaria situación” explicó. “Hasta podría ser un caso del delito de trata de personas en su modalidad de explotación laboral, prevista en la fracción tercera del artículo 21 de la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar Los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y la Asistencia a las Víctimas de estos Delitos”, expuso. Rubio Ruiz argumentó que en términos coloquiales se le conoce como “La Ley de Trata”, un delito del orden federal, y es La Procuraduría de la Defensa del Trabajo quien debe investigar por oficio estos casos. En principio deben mandar un inspector al negocio que revisará la denuncia para dar sustento al caso, y así, acudir en la vía administrativa a presentar una demanda. “De que hay explotación laboral, ¿En qué grado? eso lo determinará la autoridad competente”, finalizó. Las etiquetas y los estigmas están puestas encima de quienes se dedican al oficio de lavar carros, muchas veces los atrevemos a llamarlos delincuentes sin siquiera conocer la historia que hay detrás de sus vidas. Es por eso que nos cuesta reconocer que los franeleros también pertenecen a un sector vulnerable, que pueden llegar a sentir impotencia y ser víctimas de abusos en los que rara vez alguien alza la voz por ellos. Por ahora sólo queda cuestionar sobre los trabajos que realizan las autoridades competentes en materia de Derechos Humanos, quienes deberán de investigar a fondo este caso evitar que se presente en otros rincones del municipio de La Paz.
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