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Hoy es sábado, 23 de noviembre de 2024

Ya son 127 años de mirar París

El símbolo francés es el destino turístico más visitado del mundo, y celebra un año más de dominar el cielo de Europa GUADALAJARA, JALISCO.- Plagada de detractores y polémica en sus comienzos, la torre Eiffel a l

Ya son 127 años de mirar París

  • El símbolo francés es el destino turístico más visitado del mundo, y celebra un año más de dominar el cielo de Europa
GUADALAJARA, JALISCO.- Plagada de detractores y polémica en sus comienzos, la torre Eiffel a la postre se convirtió en un icono de París. Con un diseño de Émile Nouguier y Maurice Koechlin, la torre encontró su realización en manos del ingeniero Gustave Eiffel, de quien tomó su nombre. Su construcción comenzó en enero de 1887, finalizando en marzo de 1889. La inauguración oficial sucedió quince días después de concluidos los trabajos que la erigieron, el día 31 del citado mes. A continuación, damos un repaso histórico de lo que esta magnífica obra de la ingeniería ha aportado al mundo, más allá de lo estético. El propósito de su construcción El monumento estuvo destinado a ser la puerta de entrada para la feria mundial Exposición Universal de París, que tuvo lugar en la capital francesa de mayo a octubre de 1889 y que conmemoró el primer centenario de la toma de la Bastilla, símbolo del inicio de la revolución francesa. Para su inauguración se pintó con un tono más claro en la parte superior, haciéndose más obscura hacia la parte inferior. Desde 2013 es de color bronce, habiendo cambiado sus tonalidades periódicamente. Para evitar la oxidación del hierro, cada siete años se le aplica una capa de pintura. Las adecuaciones Para combinar con la pintura y el tono en turno, desde 1889 la iluminación nocturna ha sido un decorativo más para la torre. Por supuesto, los colores más emblemáticos que la han revestido son el clásico azul, blanco y rojo de la bandera gala. La torre Eiffel se ha unido a campañas de prevención del cáncer de mama, al iluminarse de color rosa durante octubre. Un ícono francés No sólo para París, la Ciudad Luz, la torre Eiffel es una especie de imagotipo; también lo es para toda Francia. La silueta esbozada de la torre se traduce de inmediato con el ambiente de romanticismo vinculado a la capital francesa. Pero no fue automático haber llegado a ese lugar en el imaginario internacional. Al principio de su construcción, un colectivo de artistas parisinos expresaron su descontento de lo que consideraron un armatoste que ensuciaría el panorama de la urbe. También fue criticada Sus detractores tomaron varios frentes para criticarla: desde las problemáticas en ingeniería y los costos que involucraría una pieza tan grande de hierro forjado, hasta comentarios basados meramente en el rubro estético, al considerarla poco artística y sin ningún uso. Al igual que otras polémicas construcciones como el castillo de Neuschwanstein en Baviera, fuertemente criticado por su gran inversión y supuesta poca utilidad, la historia estuvo del lado de la torre Eiffel, pues el tiempo encumbró al monumento como un sitio favorito para los turistas. Enclavada en un sitio privilegiado de París Ubicada en el Campo de Marte, contiguo al Sena (el río que cruza la ciudad), la torre Eiffel es el destino turístico más visitado del mundo (en la categoría de destinos que cobran por entrar), con siete millones de visitantes por año. Si bien la postal clásica de los turistas es desde fuera, con la torre de fondo, el viaje no estaría completo sin la vista que ofrece desde las alturas. Son tres los niveles abiertos al público dentro de la torre: dos relativamente bajos en los que se ubican restaurantes, y uno más la parte superior de la torre, que funge como mirador. Al servicio de la ciencia Durante la última década del siglo XIX y los primeros años del XX la torre también fue un lugar para experimentos. La ciencia venía de vivir años de notables investigaciones, y un espacio con una altura semejante sirvieron para diversos fines, como probar las telecomunicaciones o medir la energía electromagnética en las diferentes alturas de la torre. Además, en la primera guerra mundial un radiotransmisor en lo alto de la torre Eiffel sirvió para intervenir y bloquear la comunicación de los alemanes. Con 324 metros de altura es la construcción más alta en París. Entre las tragedias y eventos deportivos El sastre Franz Reichelt murió en 1912 tras lanzarse desde el primer nivel de la torre. Lo suyo no fue un suicidio, ya que estaba probando un diseño de paracaídas (sin mucho éxito). En 1987, el neozelandés A. J. Hackett realizó un salto desde lo alto de la torre, en la modalidad de bungy jump y de manera furtiva. Hackett fue detenido, pero la fama le esperaba, pues el acto le dio mucha popularidad. Otros eventos deportivos, estos sí permitidos, han tenido como sede a la torre, como carreras verticales en las que deben recorrerse los mil 665 escalones: la última fue el pasado 18 de marzo.