ROMA Uno de los principales asesores del papa Francisco reconoció el domingo que la Iglesia católica "ha cometido enormes errores" por permitir que sacerdotes hayan violado y acosado sexualmente a miles de niños, al d
Uno de los principales asesores del papa Francisco reconoció el domingo que la Iglesia católica "ha cometido enormes errores" por permitir que sacerdotes hayan violado y acosado sexualmente a miles de niños, al dar su testimonio ante una comisión investigadora australiana durante una extraordinaria audiencia pública efectuada a unas cuadras de distancia del Vaticano.
El cardenal australiano George Pell testificó mediante enlace de video desde un hotel en Roma ante la Real Comisión en Sydney. En la primera fila de la sala de conferencias se encontraban 24 víctimas australianas de abuso sexual y sus acompañantes, los cuales viajaron desde el país de Oceanía para asistir al testimonio de Pell, una muestra importante de la rendición de cuentas dentro de los escándalos de abuso sexual que han afectado a la Iglesia desde hace mucho tiempo. La principal abogada de la comisión, Gail Furness, preguntó a Pell sobre los esfuerzos actuales del Vaticano para enfrentar el escándalo, así como sobre su pasado en Australia, incluido el tema de cómo actuó ante las denuncias de pedofilia cuando fue educador, sacerdote y asesor del exobispo de Ballarat, Ronald Mulkearns. Pell afirmó desde el principio: "No estoy aquí para defender lo indefendible. La Iglesia ha cometido enormes errores y trabaja para remediarlos". Según Pell, la Iglesia ha "hecho un desastre de estas cosas y ha defraudado a personas" y por mucho tiempo ha desechado denuncias creíbles de abusos "en circunstancias absolutamente escandalosas". Pell describió como una "catástrofe para la Iglesia" el manejo que hizo Mulkearns del caso de Gerald Ridsdale —el sacerdote pedófilo más tristemente famoso en Australia_, e insinuó que él sería un candidato para un propuesto tribunal del Vaticano con el fin de escuchar los casos de obispos negligentes. Pero Pell también reconoció que él también había cometido errores por creer con frecuencia a los sacerdotes y no a las víctimas que denunciaban los abusos.Debo decir que en aquellos días, si un sacerdote negaba tal actividad, yo me inclinaba firmemente a aceptar el desmentido", afirmó.Es la tercera ocasión que el cardenal australiano, el principal asesor financiero del papa Francisco, testifica sobre el escándalo de abusos sexuales, pero la ronda actual generó gran atención internacional por efectuarse a corta distancia del Vaticano. Asistieron a la sala de conferencias reporteros de Australia, Estados Unidos, Italia y Gran Bretaña, así como sacerdotes radicados en Roma y miembros de la comunidad católica. La comisión, que ha avanzado más de la mitad del trayecto de la investigación autorizada por el gobierno a un costo de 435 millones de dólares australianos (300 millones de dólares), aceptó que Pell testificara desde Roma porque está muy enfermo como para viajar a Australia. Hace dos semanas, la comisión también aceptó permitir la asistencia personal de víctimas a la conferencia efectuada en Roma a fin de recrear el tipo de audiencia pública que Pell habría tenido en Australia. David Ridsdale, quien sufrió abuso sexual durante cuatro años de parte de su tío Gerald Ridsdale, dijo que las víctimas habían concedido en los últimos días más de 100 entrevistas antes del testimonio de Pell, y se dijo agradecido de que el horror ocurrido en Ballarat por fin se conociera fuera de Australia. Gerald Ridsdale está en prisión después de que lo condenaran por múltiples cargos de abuso sexual. La localidad profundamente católica del estado de Victoria en Australia quedó devastada tras conocerse que había numerosas víctimas, muchas de las cuales se quitaron la vida en diversos casos relacionados con pedofilia, una situación que no se ha visto en ninguna parte. Más de 40 personas, entre ellas víctimas de abuso sexual, se reunieron en el ayuntamiento de Ballarat para ver el testimonio de Pell mediante tres pantallas de televisión. Pell, que nació y creció en Ballarat, fue ordenado sacerdote allí en 1966 y era consultor de Mulkearns, que trasladó a Gerald Ridsdale de parroquia en parroquia durante años.