• Crónica sobre la visita del Secretario Meade a BCS y la firma para un pueblo sin pobreza… y sin hambre La Paz, Baja California Sur.- El reloj apuntaba apenas las 9:15, y la gente, -tal vez con sus esperanzas puestas en un futuro sin pobreza, sin hambre-, venida de todas partes y de todas las edades, ya llegaban apresuradas para agarrar lugar ahí en la Cancha Manuel Gómez Jiménez. Ahí se percibían habitantes de las colonias más marginadas: la Obrera, Lagunitas, Loma Linda, Vista Hermosa, Olas altas, Villas de Guadalupe, Laguna Azul, Márquez de León, La Pasión, todas ubicadas en la periferia de nuestra capital. Buscaron, sí, ponerse sus mejores galas para de ser posible saludar a quien les traería un aliento de fe, unas gotas de esperanzas: el Secretario de SEDESOL José Antonio Meade Kuribreña. Y no era para menos, sabían de antemano que aquel Secretario y el gobernador del estado Carlos Mendoza Davis, firmarían el acuerdo “Por un Baja California Sur Sin Pobreza”, sustentado en una mutua colaboración. Adentro del recinto, -las edecanes pulcramente vestidas de blanco y azul-, que se contaban por decenas, amablemente señalaban los lugares que ocuparían los asistentes: “aquí y allá están los palcos para Prensa”, me dijo una de ellas señalando al norte y al sur donde se ubican las escalinatas de aquella antigua Cancha deportiva. Poco a poco, el lugar se abarrotaba y ya para las 10:15, no solamente llegaban los de las barriadas, sino también funcionarios de los diferentes niveles de gobierno quienes eran conminados por las propias edecanes a ocupar su sitio en las más de 100 sillas que previamente habían sido colocadas en las duelas de la vieja cancha, que fue merecedora de “una manita de gato” para cumplir con el acto protocolario. Arriba del estrado, hacía el Oriente, donde pude apreciar que también se habían instalado sillas, me percataría que este sería un presídium poco común, pues descubrí a personas integrantes de población vulnerable, inclusive un hombre que para desplazarse utilizaba muletas; y fue Jesús Leyva, uno de los organizadores de medios de comunicación, quien me sacó de la duda: “son beneficiarios del programa Prospera”, me dijo. Al fondo, en la parte superior, se observaba el escudo nacional y también el de BCS, a los costados, -al anotar la hora las 11:18, ya ante un lleno total-, muchos pueblerinos daban colorido al evento con globos. Puntual, muy puntual, las 11:30 llegaría la comitiva, con un José Antonio Meade amable, carismático y un Carlos Mendoza muy sonriente y satisfecho, que con paso lento se encaminaron al presídium y donde fue notorio el saludo franco, sincero, de mano a mano, que a su paso ofrecía aquel secretario, especialmente a los más vulnerables ahí presentes. Enseguida, iniciarían los Honores a nuestra Enseña Nacional, encabezado por la banda de guerra de la Escuela Normal Superior, y al mismo tiempo la entonación de nuestro glorioso Himno, bajo las notas de la Banda Sinfónica del gobierno del estado. Ya después, Juan Alberto Valdivia, delegado de la SEDESOL, agradeció la presencia de las autoridades y de los beneficiarios de los programas sociales, mientras a Meade Kuribreña le diría: “gracias señor Secretario por poner su experiencia al servicio de los sudcalifornianos”. Fue, la del delegado una intervención pequeña, pero con palabras sustanciosas, bien pronunciadas, en tanto su padre, el general José Antonio Valdivia, que atento lo escuchaba desde abajo justo frente a él, orgulloso le aplaudiría. Enseguida, haría uso de la palabra el Gobernador Mendoza Davis, quien se refirió a Meade Kuribreña como “un verdadero amigo de los sudcalifornianos que ha dedicado su vida entera, y me consta al servicio público… un hombre que quiere y se entrega a Baja California Sur, porque es un apasionado de nuestro estado, porque sueña con una Sudcalifornia sin hambre… gracias señor secretario, doctor, amigo, José Antonio Meade kuribreña, por tu presencia”. Ya finalmente, aquel Secretario haría alusión a la conjugación de voluntades de los gobiernos estatales, federales y Municipales para alcanzar los objetivos deseados y con ello el establecimiento de un compromiso de apoyo social en aras de lograr juntos la solución a los problemas de quienes menos tienen. Ahí, a las 12. 40 horas del día 26 de febrero de 2016, José Antonio Meade Kuribreña, con su firma y sus palabras, dejaría las esperanzan puestas en miles de familias sudcalifornianas que no tienen acceso a los servicios básicos de salud, de agua, de vivienda, de energía eléctrica, de educación, e inclusive de alimentación. De quienes todavía deambulan en busca del progreso, de oportunidades para una vida mejor para sus familias. Y muy seguramente, a juzgar por la amabilidad, sencillez, y carisma de aquel Secretario, a todo ese grupo de marginados, desde ahí les sembró fe, y les dejó el corazón. [gallery columns="2" size="full" ids="59385,59386"]

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