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Hoy es martes, 26 de noviembre de 2024

Estamos en tiempo de reconciliación con Dios, con nuestros hermanos, con los ofendidos por la sociedad: OBISPO

• “No des como a los perros, las migajas que caen de tu mesa… ¡porque esa es relación de perros y amos…!” “ La Paz, Baja California Sur.- El Obispo de La Paz Miguel Ángel Alba Díaz, llamó ayer a la reconciliaci

Estamos en tiempo de reconciliación con Dios, con  nuestros hermanos, con los ofendidos por la sociedad: OBISPO

Estamos en tiempo de reconciliación con Dios, con  nuestros hermanos, con los ofendidos por la sociedad: OBISPO • “No des como a los perros, las migajas que caen de tu mesa… ¡porque esa es relación de perros y amos…!” “ La Paz, Baja California Sur.- El Obispo de La Paz Miguel Ángel Alba Díaz, llamó ayer a la reconciliación con Dios, con nuestros hermanos: “reconciliación con los ofendidos por la sociedad, con los excluidos por la sociedad, los olvidados, los marginados, con los desheredados, con los pobres que no tienen trabajo, que no tienen comida ni donde dormir por las noches, y con los que no tienen ningún tipo de seguridad médica”, dijo y puntualizó que es tiempo de la conversión de nuestra Alma, que se va corrompiendo por los aconteceres cotidianos del mundo.

Estamos en tiempo de reconciliación con Dios

Al hacer una profunda reflexión sobre la Cuaresma, durante su Homilía de ayer en la Catedral de Nuestra Señora de La Paz, el máximo jerarca católico lamentó que hoy por hoy el mundo está sufriendo divisiones donde es fácil advertir “clases altas, clases bajas, élites sociales, culturales, políticas”, todo lo cual desafortunadamente “marcan distancia entre gobernantes y gobernados, entre pastores y fieles”, por eso “es tiempo de allanar distancias, derribar murallas entre generaciones”. Más adelante y tras calificar un tanto ofensiva la palabra limosna: “porque me suena a dar lo que me sobra y a ver de la mitad hacia abajo a la persona que recibe”, el Obispo recriminó que esta clase de ayuda se haga: “no como a los perros las migajas que caen de mi mesa, porque esa es la relación de perros y amos…”, en cambio nosotros: “somos hermanos, y como tal muchas veces te he ignorado, he desviado la vista, me he hecho el sordo ante tu grito de auxilio”. Explicó que la Cuaresma, ha sido un camino largo, ante situaciones adversas, donde los enfermos eran sanados, y el pueblo volvía emprender la marcha, “los cansados volvían a recuperar fuerzas para caminar de nuevo hacia le meta soñada, y ahora a todos se nos exige caminar esa larga jornada, porque los ideales son altísimos y a veces nos parecen inalcanzables.. es una intensa jornada de año tras año, es tiempo de una fuerte caminata, de una jornada especial para ponernos en ruta hacia el sueño que anhelamos y que Dios ha sembrado en nuestros corazones, esta que nosotros llamamos Cuaresma”. Precisó que los actuales tiempos de Cuaresma debe ser aprovechados para una de reconciliación, conmigo mismo, con Dios, para decirle: “Señor, hace mucho que no hemos tenido una plática entre nosotros, hace mucho que he dejado de escuchar tu voz, Señor nos falta comunicación, nuestra amistad no ha sido recuperada desde hace mucho tiempo y hoy quiero recuperar el tiempo perdido...” Sostuvo que hoy existen niños y jóvenes que apenas empiezan y llevarán sus primeras Cuaresmas, pero: “otros más viejos llevamos muchas cuaresmas y ya queremos decir: Señor estoy cansado, señor ya no puedo avanzar, pero el cristiano es un hombre de ruta, un peregrino, y por tanto aun nos falta mucho camino”. En el m ismo sentido aceptó que al correr del tiempo en pos de esa meta cuaresmal: “nuestros cuerpos se van desgastando, son frágiles y se desgastan, empieza a fallar la memoria, empiezan a fallarnos los órganos, los sentidos, perdemos agudeza, y ya no somos tan rápidos para pensar… pero el alma también es frágil, se desgasta y se va corrompiendo por nuestra pecaminosidad en ese camino lleno de tentaciones, dificultades, obstáculos, pues nos falta comida, nos falta trabajo, y hay mucha víbora… es por eso que mientras tengamos un soplo de vida a lo largo del camino, necesitamos alimentar nuestra Alma…” Ante un lleno total de ese recinto sagrado, el Obispo manifestó que es tiempo de recuperar esa paz espiritual que tanta falta nos hace, tiempo de reconciliación en el hogar, “con la casa que “sigue siendo olvidada por mí, descuidada, contaminada, que se derrumba por mi causa”, y al referirse a la falta de diálogo familiar, fue más allá al hacer reflexionar a los presentes con estas interrogantes:”¿hace cuánto tiempo que no platicas con tu hija o con tu hijo?. Serás el último en saber las cosas que le preocupan… ¿Será que él te desprecia, te ignora, porque jamás le has abierto tu corazón para preguntarle qué le acontece, y platicarle tus penas, tus preocupaciones, las cargas que traes sobre los hombros…?

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