CIUDAD DE MÉXICO.
Cuando el Foro Económico Mundial, una fundación suiza sin fines de lucro dedicada a 'mejorar el estado del mundo', dio a conocer el año pasado su Informe anual de Riesgos Globales y mencionó 'la crisis del agua' como el riesgo global número uno por su impacto. Esto es de gran importancia dado que, en los últimos 8 años, el riesgo global que ocupó ese lugar había sido de carácter financiero (ya se tratara del desplome del precio de los activos, crisis fiscales o fallo sistémico importante del sistema financiero), pero 2015 fue el primer año en que una cuestión relacionada con un problema climático apareció en primer lugar de las listas.
Mencionar 'la crisis del agua' antes que 'la propagación rápida y masiva de enfermedades infecciosas' y las 'armas de destrucción masiva definitiva' habla por sí mismo de la magnitud del problema. Sin embargo, no se puedo concretar una manera fiable de cuantificar la amplitud de la crisis al momento de dar a conocer el reporte de FEM. A pesar de ello, un nuevo estudio publicado en la revista Science Advances detalla la manera en que los investigadores del Centro del Agua de la Universidad de Twente fueron capaces de cuantificar a nivel global la amplitud del problema de escasez de agua.
Según los resultados del estudio de Twente, esta crisis es mucho peor de lo que se había estimado previamente.
Los coautores del estudio, Mesfin Mekonnen y Arjen Hoekstra, indican en su informe que aproximadamente dos tercios de la población mundial (cerca de 4 millones de personas) viven bajo condiciones de 'escasez severa de agua' al menos un mes cada año y que de 1.8 a 2.9 millones de personas sufren de escasez severa de cuatro a seis meses cada año. Aún más preocupante es que el estudio revelara que alrededor de medio millón de personas viven bajo condiciones severas de escasez durante todo el año.
'El que 4 millones de personas (es decir dos tercios de la población mundial) sufran de escasez, durante una parte del año, sugiere que
la situación es peor de lo que mostraban investigaciones previas, las cuales dan estimados entre 1.7 y 3.1 millones', escribieron Mekonnen y Hoekstra en su reporte.
Según los dos investigadores, esta gran discrepancia en las declaraciones sobre el alcance de la crisis fue resultado de una metodología deficiente por parte de las investigaciones previas. Se subestimó el problema de la escasez porque evaluaron el problema en unidades espaciales grandes (como cuencas fluviales completas) y en forma anual, no mensual, sin tomar en cuenta el tipo de flujo necesario para mantener un ecosistema lótico.
El equipo señaló que, al seguir esta metodología, los reportes previos ocultaban, sin darse cuenta, el problema de escasez en sitios particulares y en temporadas del año específicas porque los meses de mayor escasez se promediaban con el resto de los meses con menor escasez. Al realizar evaluaciones mensuales, el equipo se dio cuenta de la escasez que se sufría a nivel local...
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