El tenor Plácido Domingo (Madrid, 1941) no sólo ha sido la inspiración de muchas voces mexicanas, sino el mentor y amigo que ha ayudado a generaciones de cantantes líricos a crecer y tomar decisiones.
CIUDAD DE MÉXICO.
El tenor Plácido Domingo (Madrid, 1941) no sólo ha sido la inspiración de muchas voces mexicanas, sino el mentor y amigo que ha ayudado a generaciones de cantantes líricos a crecer y tomar decisiones en su carrera.
“No en vano ha cantado papeles ligeros, románticos y muchos dramáticos. Esto hace de él un fenómeno de la naturaleza, a quien llamamos Supermán, porque tiene una fuerza vocal y una flexibilidad fuera de lo común”.¿Le gustaría una carrera como la de Plácido Domingo?, se le pregunta al tenor que ha consolidado su carrera en Europa y próximamente se presentará en Zúrich. “Sí me gustaría, siempre que pueda mantener el equilibrio entre mi carrera, la familia y la salud. No sé si sea posible, porque a sus 75 años él está muy activo. Por suerte, este año cantaré dos veces con él, una en la ópera Macbeth, en Viena, y otra que aún no puedo anunciar”. ¿Qué destacar de Domingo? “Cuando estás con él se transforma en el más fuerte y el más entusiasta de los cantantes, en un líder de la música, del canto y la expresividad… es un gigante en el escenario. Él se considera mexicano y nos ha apoyado mucho. Para nosotros ha sido un ángel de la guarda y un gran mentor”. REPERTORIO IMBATIBLE Para David Lomelí (Ciudad de México, 1981) Plácido Domingo es un milagro. “Es un tipo tocado por Dios, con una inteligencia emocional, musical y espiritual tremenda. Como artista es una especie de Rey Midas, para mí, un tenor con una voz impresionante, con un repertorio imbatible y una musicalidad increíble”. Además de eso, es un artista que domina muchos idiomas, detalla, “un excelente actor, director de orquesta, empresario y mentor… y como persona es indescriptible, porque no sólo ayuda a una gran cantidad de personas, sino que al mismo tiempo uno puede verlo feliz al lado de sus nietos. ¡Su agenda es increíble!” Lomelí, quien actualmente es administrador artístico en el Teatro de la Ópera de Dallas, recuerda que conoció a Plácido Domingo en 2006, tras una audición organizada por Pepita Serrano y otros integrantes de la Sociedad Internacional de Valores de Arte Mexicano (SIVAM), en Nueva York, donde también asistió Eleazar Rodríguez. ¿Qué quedará después de Domingo? “Al final del día ahí está el récord de sus alumnos y de la gente que ha tocado. Dios dirá cómo serán las carreras de todos nosotros. Quizá no seremos la gran figura, pero observa la carrera de artistas con los que él ha estado involucrado, como Rolando Villazón, Arturo Chacón, Diego Torre y yo mismo”. PERFECCIÓN VOCAL Por último habla Cassandra Zoé (Ciudad de México, 1989), quien lo conoció en la semifinal de Operalia 2012, en Pekín. Aún recuerda que al final de aquella audición el tenor se acercó a ella y le preguntó por el futuro de su carrera. “Él supo que era mexicana y me preguntó en qué trabajaba. Le dije que cantaba lo más posible en México y que ya tenía un debut internacional. Entonces me preguntó si pensaba en un perfeccionamiento vocal y me sugirió viajar a Valencia o a Los Ángeles”. A partir de ese momento ya nada fue igual, apunta, no sólo porque le dio seguridad y le garantizó educación de alto nivel, sino porque se convirtió en su apoyo más importante para salir de México e iniciar formalmente su carrera en el extranjero. “Domingo es un ser humano dadivoso con quienes lo rodean, siempre amable, respetuoso y comprometido con sus alumnos; siempre se toma el tiempo para compartir su experiencia”, asegura la mezzo que este año retornará al MET Opera de Nueva York en Madama Butterfly y Simón Boccanegra; en esta última trabajará con Plácido Domingo.