Mientras Jeb Bush comenzaba a ser visto como el fracaso mejor financiado de la historia política estadunidense, el diario The Washington Post se preguntaba si Donald Trump puede convertirse en el candidato presidencial republicano. “Lo que era impensable hace algunos meses ya no lo es”, indicó el analista político Dan Balz, mientras trascendía lo que la publicación especializada politico.com definió como una creciente preocupación entre los republicanos tradicionales por su ascenso. Muchos republicanos confiaban en que alguno de los varios aspirantes que aún están presentes en la campaña pudieran detener el ascenso de Trump, pero el principal competidor aparente es otro representativo de la derecha rebelde, el senador Ted Cruz. Bush, quien fuera el gran favorito de los tradicionalistas, recaudó más de cien millones de dólares para una campaña que ha pasado los últimos meses por debajo del diez por ciento en las preferencias de opinión. Lo que puede ser su última oportunidad sería Nueva Hampshire, el 8 de febrero, consignó politico.com. Los donantes “creen que es cuestión de tiempo antes de que el candidato al que enviaron tanto dinero salga de la campaña”, añadió. Y en ese momento quedarían tres alternativas para ese grupo: Ted Cruz, el también senador Marco Rubio o la demócrata Hillary Rodham Clinton —que enfrenta problemas propios. En ese marco, al hablar ante el Comité Nacional Republicano, Holland Redfield, representante de las Islas Vírgenes, advirtió que no puede permitirse que las “voces coléricas” se apoderen del partido, en obvia referencia a Trump que esta semana se dijo parte de las “voces coléricas”. Redfield conminó a los republicanos a “no permitir que la cola mueva al perro y no permitir que alguien de repente diga ‘si no juegan mi juego entonces voy como independiente’”, añadió. “Estamos casi aterrorizados”, dijo. Pero los republicanos enfrentan otro problema. “¿Cómo frenar una roca cuando ya comenzó a rodar cuesta abajo?”, planteó el prestigioso semanario National Journal. Agregó que “para un aparato republicano aterrado por el daño que una nominación de Donald Trump pueda acarrear, ese es el problema de física que puede enfrentar si el célebre empresario gana las primarias de Iowa y Nueva Hampshire los primeros nueve días de febrero”