Por las calles de la comunidad, se pasearon 21 féretros con hijos, hermanos, padres, madres y amigos en su interior
Ciudad de México.- El pueblo se volcó para despedir a los suyos, a sus vecinos, familiares y a
Por las calles de la comunidad, se pasearon 21 féretros con hijos, hermanos, padres, madres y amigos en su interior
Ciudad de México.-
El pueblo se volcó para despedir a los suyos, a sus vecinos, familiares y a sus campeones del Deportivo Camarón que murieron cuando el autobús en que viajaban cayó de un puente de más de 30 metros de altura.
En la Unidad Deportiva ubicada en la cabecera municipal de Camarón de Tejeda, se despidió a los futbolistas y a sus familiares que el domingo por la mañana viajaban a la ciudad de Córdoba para participar en la final del campeonato local, pero encontraron el final de sus vidas.
De los 22 fallecidos, 21 fueron colocados en sus féretros en el campo deportivo, algunos con los colores del equipo que defenderían en la final y alrededor de ellos hombres y mujeres desechos por la visita de la muerte.
“En el último momento de su vida idealizaban con alegría y entusiasmo buscar una corona y un triunfo el que encontraron en el cielo, hoy también son campeones", dijo el sacerdote Nicolás Hernández Flores, quien ofició la misa en honor a los caídos en la zona montañosa central de Veracruz.
Durante toda la mañana se realizaron rezos en las viviendas de los difuntos, las velas y las decenas de flores daban cuenta de la tristeza que embargó a este pequeño municipio que vio perder a sus hijos en un desvencijado camión que cayó en un puente del municipio de Atoyac.
“Aunque uno muera injustamente el justo tendrá un descanso. Dios se ha llevado a estos hermanos para que la maldad no los pudiera perturbar”, dijo el cura parafraseando el Libro de Job.
El sacerdote se quebró cuando mencionó a muchos de los fallecidos, con quienes compartió la vida, como Israel, quien -dijo- era un chico alegre; Miguel Ángel, joven que supo compartir la vida con todos.
Fátima era amiga, hija, hermana, chiquilla sonriente al juego; Agustín Gómez siempre se interesó en ayudar al prójimo; Jonathan era alegre y entusiasta; Plutarco optimista, luchaba por lo que necesitaba y supo compartir en la necesidad.
Con la voz quebrada y al punto de llanto, el representante de Dios en la tierra recordó a Arturo quien compartía alegrías, se preocupaba por sus hijos; Ramón se identificó en el juego; Juan Pablo compartía gratas vivencias; Gregorio, Alejandra, Edgardo que deja mucho dolor en su mamá; Marilyn una chiquilla sonriente y optimista.
"El dolor es grande, y llena a más de uno pues cada habitante siente esta tragedia. Le damos el último adiós a estos hermanos que tenemos que ponerlos en las manos de Dios”, afirmó.
Pidió a la Virgen María ayude a soportar y entregar el dolor que sienten por la partida de sus familiares y amigos, lo que generó que los familiares y amigos se desmoronarán y soltarán el llanto.
Y mientras se caminaba hacia el panteón municipal, el mariachi soltaba los acordes de despedida de todo un pueblo:
"Dicen que la distancia es el olvido
Pero yo no concibo esa razón
Porque yo seguiré siendo el cautivo
De los caprichos de tu corazón
"Supiste esclarecer mis pensamientos
Me diste la verdad que yo soñé
Ahuyentaste de mí los sufrimientos
En la primera noche que te amé".