• A fin de conocer no solamente su situación económica, quiénes son de dónde provienen, qué hacen, y especialmente quién o quiénes los mandan a realizar esos trabajos
Dionicio Lara Lucero
La Paz, Baja California Sur.- En especial,
los menores, incluyendo a los ancianos, -ya no tanto las personas con discapacidad que constituyen un número menor- deben ser investigados por los gobiernos a fin de conocer no solamente su situación económica, quiénes son de dónde provienen, qué hacen, y especialmente quién o quiénes los mandan a realizar esos trabajos forzados.
Niños y ancianos que piden limosna
Lo anterior, porque en la mayoría de los casos, estos niños o ancianos, son vigilados a prudente distancia por un adulto, hombre o mujer y más aún porque de acuerdo a datos de la Fiscalía Especializada de Trata de Personas, en la mayoría de estos casos las víctimas son hijos, hijas, sobrinos, o tienen algún parentesco con sus victimarios, quienes, inclusive exigen determinadas cuotas a las personas explotadas.
Vale acotar que en países como Sudáfrica, con una de las economías más pujantes del continente africano, -según reportes del Departamento de Salud y Desarrollo Social Sudafricano-, existen grupos delictivos que extorsionan a los dueños de guarderías en barrios pobres, cuyas mafias sacan a los bebés de sus centros de cuidado y los rentan a hombres y mujeres que piden dinero en las calles.
Por otro lado, en Afganistán, la Sociedad de la Cruz Roja ha documentado que las mafias convierten a los niños en adictos al opio para dominarlos, estimándose que hay unos 60 mil niños adictos debido a la mendicidad forzada, mientras que, en China, de acuerdo con una ONG, para que la conversión de niño a mendigo sea exitosa, los victimarios suelen romper las piernas de las víctimas para que luzcan más pequeños.
En México, organizaciones como Pozo de Vida, A.C., que es de las pocas que han dado seguimiento al tema de mendicidad forzada infantil, ha conocido sobre la renta de bebés para las mafias de trata de personas. “Hemos sabido que, por ejemplo, una mujer puede rentar unas horas un bebé por 100 o 150 pesos, y para mantenerlo callado y dormido mientras pide dinero lo embriaga o le da solventes”, asegura Illiana Ruvalcaba, presidenta de la asociación.
Lo peor es que en países ricos el fenómeno también existe, pues el documento reporte del estudio en tipos y responsables de la mendicidad forzada en niños en Estados Unidos, elaborado por la Comisión Europea, da cuenta que esta problemática tiene una gran presencia en Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y España, donde un niño puede entregar diariamente a su captor el equivalente a 100 o 500 pesos mexicanos.
Particularmente en Los Cabos, derivado de la gran afluencia de familias provenientes del interior del país y carentes de lo más elemental, se advierte que también existe la mendicidad como un negocio, pues en este municipio se puede ver, sobre todo en Cabo San Lucas a grupos de niños presuntamente hermanos, que vagan por las calles hasta altas horas de la noche y durante la madrugada.
En síntesis, la mendicidad se ha convertido en una de las realidades más tristes de nuestra sociedad, y una de las más ignoradas por todos nosotros, incluso por la ley, y los congresistas que elaboran las leyes; todo ello muy a pesar del hecho de que los niños que se dedican a la mendicidad son forzados a ello por sus propios padres o por algún familiar, y en donde las autoridades han preferido cerrar sus ojos y oídos, optando por ignorar este delito.
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