- Murió, a los 88 años, el director de orquesta de la reunificación aleman
Leipzig.-La música era más que una profesión para el director de orquesta Kurt Masur. “Si se pudiera sentar a todos los habitantes del mundo en una sala de conciertos, estarían en paz por lo menos dos horas”, dijo un día.
Masur amaba a la música, su “motor”. Eso llevó al legendario Kapellmeister (director musical) de la orquesta Gewandhaus de Leipzig a los escenarios del mundo hasta hace poco, pese a que el mal de Parkinson le dificultaba cada vez más pasar las páginas de las partituras.
Masur murió ayer a los 88 años. Nacido en Silesia, actual territorio polaco, comenzó a aprender piano a los cinco años, pero en realidad quería ser organista. A los 16 años, un médico le diagnosticó que los dedos se iban a deformar por un problema genético y se pasó a la dirección musical.
Masur estudió en la Escuela Superior de Música de Leipzig y asumió cargos de director en Halle, Erfurt y en la Ópera de Leipzig. Luego fue el principal director de la Ópera Cómica de Berlín (Oriental) y de la Orquesta Filarmónica de Dresde.
En 1970 asumió la batuta de la Gewandhausorchester de Leipzig. “Crecí con los músicos. Fue un regalo, un dar y recibir”, dijo décadas después.
Masur imprimió su sello a la orquesta, con la que efectuó 900 giras, también al “extranjero capitalista” en épocas de la República Democrática Alemana. En 1981, la dirigencia socialista accedió a su pedido de construir una nueva sala para la orquesta.
Leipzig marcó la vida de Masur. “Esa ciudad me arropó cuando era estudiante y cuando era director de ópera. Leipzig me arropó cuando fui director de la Gewandhaus”.
En las postrimerías del régimen comunista de la RDA, Masur asumió un papel político al convertirse en “director de la revolución alemana”.
A sus 63 años cambió la batuta por el altoparlante y contribuyó al fin incruento de la RDA. Fue uno de los firmantes de un llamamiento a la no violencia en las protestas contra el régimen que comenzaron los lunes en 1989 en Leipzig y desembocaron en la reunificación alemana, un año más tarde.
El presidente del Parlamento alemán, Norbert Lammert, honró la memoria de Masur: “Alemania pierde no sólo a un artista de renombre iternacional sino a una personalidad que realizó un gran aporte a la unidad alemana sin revestir ningún cargo político y con un compromiso cívico ejemplar”.
Masur dirigió la Filarmónica de Nueva York (1991-2002) y conquistó al público estadunidense y más adelante empuñó la batuta de la Orquesta Filarmónica de Londres y de la Orquesta Nacional de Francia.
Neoyorquino
“Es con una profunda tristeza que escribo, en nombre de la familia Masur y de la Filarmónica de Nueva York, que Kurt Masur ha fallecido”, señaló en un comunicado el presidente de la orquesta, Matthew VanBesien.
Durante los once años al frente de esa orquesta “estableció un estándar y dejó un legado que perdura hasta hoy”, agregó VanBesien.
El director, que será enterrado en la intimidad aunque más adelante se realizará un memorial público, estaba casado, tenía cinco hijos y nueve nietos, a los que la Filarmónica expresó su pésame.