• Ni modo, no quisimos estudiar y pues ahora nos -chingamos-… Advierten Dionicio Lara Lucero La Paz, Baja California Sur.- No se crea… lavar carros no es cosa fácil… es toda una chinga…”, me explica “Leo”, sin dejar de tallar con su franela el carro.

La autoridad nos tiene controlados: Lava Carros

Y enseguida agrega: “ciertamente, muchas personas nos tildan de ratas… de güevones… de irresponsables… y hasta de mariguanos… pero la verdad es que muchos de nosotros no queremos andar de vagos, o delincuentes, y pues, también tenemos derecho a una chambita, y además las tripas nos gruñen cuando tenemos hambre”. Al “Leo”, lo mismo que al “Pechero” y al “Toño Avilés”, me los encuentro en su faena diaria en el mercado Agustín Olachea, soportando a veces el intenso frío, el fuerte calor, o el candente sol cuyas canículas casi desprenden gotas de lumbre en el verano. “Pero ni modos… no quisimos estudiar… pues ahora nos chingamos…”, opina por su parte, “Pechero”. Y agrega: “a mí sí, mi amá me decía estudia hijo, estudia pa° que seas un hombre de bien… pero no le hice caso, y míreme ahora, limpiando carros…” Sin duda que derivado de varios factores, principalmente la crisis económica y la falta de oportunidades de empleo, ha provocado que el trabajo informal, lo mismo que el subempleo, aumente considerablemente en nuestro país, de lo que no está exenta Baja California Sur y particularmente nuestra ciudad. Y en efecto, según cifras del INGI , cerca de un 60% de los trabajadores en México se desempeña en empleos informales. No obstante, en algunos estados se han identificado prácticas que han disminuido la informalidad y se ha puesto en marcha un programa nacional de formalización del empleo, cuyas iniciativas, junto con la creación de un seguro de desempleo y de una pensión universal, en el marco de un crecimiento económico estable y robusto, pueden impulsar la generación de empleos formales y productivos y desalentar la permanencia en la informalidad. Los lava carros en esta capital, los hay también en el “Madero”, en el “Bravo”; y los encuentra usted en la calle, a las afueras de los templos, o de los establecimientos comerciales, y por supuesto en los estacionamientos diversos. “En estos tiempos, cuando hay muchas lluvias, el trabajo se reduce muchísimo”, me dice Rómulo Navarrete, agarrado de sus muletas, que las debe utilizar por un malestar que padece desde hace mucho tiempo, y quien es el responsable de vigilar el buen comportamiento de los lava carros, en el “Olachea”, aunque: “yo también me dedico a lavar carros”, me asegura. Rómulo Navarrete, me asegura que la autoridad tiene control de ellos: “así es, todos debemos traer una credencial por órdenes del comandante Pacheco”, indica, y afirma: “eso es bueno, porque se evita que los lava carros anden robando cosas de los carros”. Dice que entre los lava carros, también los hay por categorías: “sí, porque hay quienes no solamente se dedican a lavar los carros, sino también a encerarlos y a pulirlos, y esos cobran un dineral, creo que hasta 300 pesos por carro”. ¿Y Ustedes cuánto cobran por carro, y cuánto ganan diario? Le pregunto, y responde: “Nosotros le decimos a la gente que lo que sea su voluntad, o de lo contrario les pedimos 20 o 30 pesos por carro y ganamos diario en ocasiones 80 y en veces, cuando nos va bien, ganamos hasta 300 en un día, pero hay que jalarle desde las 7 de la mañana hasta las cinco o seis de la tarde…”.

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