• En El pequeño libro de las 500 palabras para parecer más culto, el escritor y dramaturgo recupera términos
que han sido olvidados en
el español
México.- Cogitabundo, ñiquiñaque, cazcalear, cenotafio, giste y quillotra. Éstas sólo son seis palabras que el escritor y dramaturgo español Miguel Sosa Lázaro recupera en El pequeño libro de las 500 palabras para parecer más culto, volumen que recién llega a México para revivir una selección de palabras en lengua española que han sido olvidadas por la mayoría de los hispanohablantes.
El proyecto nació en un grupo de WhatsApp, donde el autor y varios amigos intercambiaron distintas palabras de uso común que duermen en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (DRAE)… pero se encuentran al borde de la extinción.
Miguel Sosa Lázaro despierta 500 palabras
Así que en esta selección azarosa, el lector descubrirá que un hombre cogitabundo se refiere a alguien muy pensativo, que un ñiquiñaque es una persona o una cosa muy despreciable y que quillotra es una palabra coloquial para referir a una amante.
También sabrá que cuando un jefe asegura que su empleado no deja de cazcalear, refiere a esa persona que camina de un lado a otro mientras finge hacer algo útil; que el giste es la espuma de la cerveza, y un cenotafio es el monumento funerario en el cual no está el cadáver del personaje a quien se dedica.
Ésta es sólo una muestra, pero este libro que nació de la tecnología demuestra cómo se ha empobrecido el vocabulario de los hispanohablantes, detalla Sosa.
“Recordemos que nuestro diccionario contiene poco más de 93 mil palabras, de las cuales probablemente sólo utilizaremos ¿cinco mil?, sin dejar de lado que la amplitud de nuestro vocabulario corresponde a la de nuestro pensamiento”.
Las cifras más recientes indican que en todo el mundo hay, al menos, 420 millones de hispanoparlantes, quienes se entienden con cerca de 93 mil palabras, de las cuales sólo se usan cinco mil en promedio (algo así como el 5.3 por ciento del idioma), a pesar de que Miguel de Cervantes demostró que es posible manejar 23 mil distintas, como lo hizo en El Quijote.
Pero de esas 93 mil palabras, Sosa Lázaro ha despertado 500 palabras en uso, las cuales no es frecuente encontrarlas escritas ni de oídas, sin que éstas sean anticuadas, estén en desuso, o estén dominadas por una geografía.
Esto significa que en este libro no hay una sola palabra que tenga una prevalencia geográfica, explica. “Esto significa que todas son comunes para los hispanohablantes, lo cual significa que aquí no se han considerado mexicanismos como ‘achipilarse’, con esa ‘ch’ tan mexicana, cuya palabra es totalmente desconocida en España”.
Tampoco incluye samuelear, que sólo se utiliza en Costa Rica, la cual refiere a aquel hombre que quiere ver las partes sexuales o los muslos a una mujer. Tampoco se incluye bagredo, que es utilizada por los ecuatorianos para hablar de aquel hombre al que le gusta conquistar a mujeres feas.
Esto quiere decir que las 500 palabras de este volumen irónico que juega con el concepto de “parecer más culto” son totalmente contemporáneas y no están ubicadas en una sola región geográfica.
EXTINGUIR LA POESÍA
Miguel Sosa asevera que para quienes piensen que utilizar estas palabras es mostrarse como una persona pedante, “habría que decir algo muy sencillo: no hay nada gravoso en emplear un lenguaje rico, y aunque es cierto que siempre habrá alguien que hable peor que el otro, no sería ideal terminar como en las películas de Tarzán donde las personas digan: “Yo Tarzán; tú, Jane”.
No se debe olvidar que la parte más bella del idioma español está en su riqueza, apunta Sosa, es decir, en la existencia de los términos más precisos. “Por ejemplo, ¿cómo se le llama a la pelotita que está dentro del cascabel? ¡Escrupulillo!
Lo cierto es que de continuar la tendencia por simplificar el número de palabras en idioma español, lo que sucederá con el tiempo es algo terrible: la desaparición de la poesía. ¿Por qué las personas leen tan poca poesía?, cuestiona el autor,
“Porque sencillamente no se entiende mucho lo que ahí se dice. Reconozcámoslo, ahora entendemos cada vez menos palabras, así que cuando alguien te diga ‘¡Eres un pedante!’ Bueno… creo que más bien son personas que de facto renuncian a la poesía”.
Y si eres preciso y sintético no podemos llamarte pedante, asevera. “Obviamente hay palabras que se usan más y otras menos, pero no podemos dejar de utilizar palabras como cazcalear, un verbo que me gusta mucho y que se puede aplicar a muchos políticos”.
Para Sosa Lázaro es tan obvia la relación entre poesía y el dominio del español, que basta pensar en los momentos dorados de este género literario. Por ejemplo, en un primer momento cuando España dominaba el idioma, produjo grandes poetas como Francisco de Quevedo, Federico García Lorca y Luis Cernuda.
Pero cuando el idioma empezó a ser dominado por los americanos… nació Rubén Darío, Pablo Neruda, Gabriela Mistral… Y entonces el continente americano se convirtió en el continente de la poesía. “Porque América da poetas como garbanzos y eso sucede porque hoy tienen un dominio brutal del idioma”.
¿Cuál es la realidad del idioma español a nivel global?, se le pregunta. “Tengo 51 años y sólo puedo hablar de España, donde vivimos un círculo vicioso en cuanto a nuestra educación e idioma y encuentro que cada vez hablamos peor. ¿Por qué? Porque leemos y escribimos cada vez peor en nuestro idioma y utilizamos menos palabras para hablar. Esto sucede en España. No sé en México, donde hay una gran riqueza, pero esa es la realidad”.
Para cerrar, el autor asegura que la lengua española es una de las más bellas y más ricas del mundo, por lo cual sería necesario eliminar sus fronteras. “Porque yo me siento compatriota de quienes hablan mi idioma, y aunque Octavio Paz nació al otro lado del Atlántico, lo siento tan mío como tuyo, al igual que Juan Ruiz de Alarcón y el propio Cervantes”.
Ahora el pendiente es incluir algunas de estas 500 palabras que rescata en este libro. “Te aseguro que no se trata de utilizarlas deliberadamente para lucirnos, pero sí para utilizarlas y mostrar lo bello de nuestro idioma”.
Algunas palabras:
Calipedia: Arte quimérica de procrear hijos hermosos.
Ignívomo: que vomita fuego.
Lardoso: grasiento, pringoso
Manflorita: dicho de un hombre afeminado.
Mador: Ligera humedad que cubre la superficie del cuerpo, sin llegar a ser sudor.
Fárrago: conjunto de cosas o ideas desordenadas, inconexas o superflua.
Libro
TÍTULO:
El pequeño libro de
las 500 palabras para parecer más culto
AUTOR:
Miguel Sosa Lázaro
EDITORIAL:
Planeta, México,
2015; 318 pp.