- En 1928 el empresario Henry Ford construyó una ciudad en medio del Amazonas, un utópico proyecto que fracasó y que es recuperado por la artista
México.-
Hacia 1928 el empresario Henry Ford construyó Fordlandia, un complejo industrial en medio del Amazonas donde extraería y procesaría masivamente látex natural para la creación de neumáticos. El proyecto fracasó y se convirtió en una ruina, una especie de paisaje apocalíptico que la artista visual Melanie Smith (Poole, Reino Unido, 1965) recuperó y convirtió en un objeto artístico para criticar temas como la modernidad, el colonialismo, el progreso y la batalla entre naturaleza y racionalidad.
Para mostrarlo al público, Smith, que realizó un video al respecto en 2014, publica por primera vez la bitácora de viaje que presenta el registro de Fordlandia, que incluye textos de Daniel Garza Usabiaga y del filósofo José Luis Barrios, quienes narran el cauce de esta intervención artística, la cual hizo de este viaje al estilo Ro-
binson Crusoe la captura de un complejo industrial, a partir de las microestampas que sobrevivieron al lugar.
“Debo aclararte que la intención del viaje no fue el simple registro de lo que ahí había”, dice Smith a
Excélsior, sino “mostrar el pulso del lugar con una constelación de pensamientos o imágenes, enfocando lo micro y macro para tener una idea de la ruina sin describir el lugar, por lo cual creo que en cierto sentido éste fue una especie de antiviaje”.
“Ahora me pregunto: ¿no había lugares un poquito más cercanos? Por qué Ford quiso ir al extremo, tan lejos. ¡Fue una locura poner ahí ese complejo! En verdad no sé cómo pensaron que sería un éxito cuando tenía todo para fracasar”, explica Smith.
Una explicación sencilla que salta a la vista es la de que Henry Ford intentó ser un explorador –quizá una suerte de Cristóbal Colón o Alexander von Humboldt– que quiso colonizar un espacio donde pudiera recrear su más grande fantasía: una gran ciudad en medio de la nada.
“Cuando se habla de las fábricas de Henry Ford también se refiere su idea de crear una especie de cultura de lo pastoril, es decir, donde ya ha trascendido las grandes ciudades para buscar nuevos territorios entre el campo y la ciudad, porque sólo así conseguirá formar una especie de comunidades obreras”, expresa.
Porque la selección no fue azarosa, apunta, “sino que él quería domesticar lo salvaje o hacer una especie de paisaje pastoril llevando máquinas de Estados Unidos, con casas, escuelas y bastante gente también. Me parece que eso tuvo que ver con su forma de pensar”.
Uno de los elementos que Smith destaca de este trabajo es la horizontalidad que le aplicó al proyecto.
“Porque esa horizontalidad entre lo humano, el animal y la máquina no buscaba una jerarquía en el discurso visual”.
¿Por qué optó por un discurso horizontal? “Más bien es un enfoque que busca mostrar lo micro y macro del espacio. En ese sentido este viaje fue en contra del viajero del siglo XIX o XX, donde se buscaba y registraba todo lo que encontraban a su paso; por ejemplo Humboldt quien se esmeró en el levantamiento de las especies”.
Por esa razón en Fordlandia la artista utiliza una propuesta artística en varias direcciones, a partir de la historia y su experiencia artística previa, para dar paso a un elemento central en el proyecto: el desmantelamiento del lugar. “Y eso se ve claramente en la manera en que edito, que lleva cierta historia y de pronto se corta con otra imagen anterior, un sonido que te aleja de la imagen, es decir, juego mucho con estos componentes que forman una especie de constelación circular, hasta que finalmente detienen al espectador en cierto presente. Esa es la idea”.
PROPONE MIRADA HÍBRIDA
Fordlandia nació a partir de Xilitla, un proyecto paralelo donde la artista redescubrió y mostró una nueva visión de las esculturas surrealistas del poeta y mecenas surrealista Edward James, y que dará pie a un tercer proyecto en el desierto de Atacama, en Chile.
“Debo decir que tengo un tercer proyecto que es hermano a Fordlandia y Xilitla. Éste se ubica en el desierto de Atacama, donde se explotaron distintas minas de sal durante los años 20 bajo el patrocinio de la familia Guggenheim.
“Aquí lo interesante es saber por qué ese proyecto se formó en medio del desierto con esa especie de pueblo en forma de octágono donde vivían los trabajadores alrededor de la mina”, comenta.
Sobre la bitácora de este antiviaje, Melanie Smith explica que este trabajo muestra distintas capas de investigación y trabajo.
“En el libro incluimos un mapa que es una referencia a la geopolítica y la histórica”, así como un diseño donde se incluye parte de una vitrina de objetos que hice y aquí lo represento con pieles de animales y, desde luego, los textos del filósofo José Luis Barrios y del historiador del arte Daniel Garza Usabiaga.
¿Cómo entiende el concepto de modernidad desde este trabajo artístico?, se le cuestiona. “Es algo que he trabajado en otros proyectos, como en Xilitla. Pero si tuviera que definir mi concepto te diría que lo pienso en función de una mirada híbrida, es decir, ya no me interesa mucho la linealidad de la modernidad, ni esos paralelismos entre modernidad de América Latina y de Occidente”.
Y justo a partir de esa mirada híbrida la artista desmantela la posibilidad de una sola vista, sino más bien de muchos lados.
“(La modernidad) es un conflicto que vivimos hoy del cual ya no podemos pensar en aspectos binarios, sino en una mirada más compleja e híbrida como se aprecia en este proyecto”, concluye la artista.