• Un fenómeno que está por salirse de control a las autoridades; “Se está volviendo común y normal observar a personas en las calles”, advierten los ciudadanos
Dionicio Lara Lucero
La Paz, Baja California Sur.-
El problema de la indigencia en Baja California Sur, y particularmente en esta capital, está haciéndose cada vez más notorio, derivado, no tanto del estatus de pobreza local, sino del aumento de la inmigración en personas provenientes de otros estados del país, cuya situación debería merecer una mejor atención de las autoridades, porque de lo contrario se corre el riesgo de que este fenómeno se les salga de control.
Indigencia en la capital del estado de BCS
Y en efecto, la solución a la indigencia depende principalmente del Estado, porque si bien todos los ciudadanos somos responsables de trabajar juntos para el bienestar común, es el Estado el que debe hacerse cargo de que todos los derechos sean respetados y de que todas las personas accedan a la misma calidad de vida, ofreciéndoles los servicios y recursos más importantes para poder encaminar su vida.
Precisamente, durante un recorrido realizado por este reportero del Diario El Independiente, la mayoría de los ciudadanos entrevistados se lamentaron de que aquí ya se esté “volviendo común y normal observar a personas barbudas, desaseadas, descalzas, deambulando por las calles y recorriendo terminales de camiones, mercados públicos, y el llamado
Centro Histórico de la Ciudad”.
De igual manera, es posible darnos cuenta de que a varias de estas personas, incluyendo mujeres, se les puede observar pidiendo algún apoyo económico o alimentario, sacando alimentos de los depósitos de basura y, finalmente, durmiendo en jardines, plazas y parques públicos.
Es importante dejar en claro que, si bien es cierto que en su mayoría no recurren a la violencia, estas personas dan mal aspecto a locales y visitantes
Al respecto hay que decir que la indigencia es un fenómeno muy complejo y característico de la sociedad actual, que supone que algunas personas viven por debajo de la línea de lo que se considera como digno, es decir, que viven sin acceso a la vivienda o al techo, sin acceso al trabajo, sin alimentación constante, a la intemperie, sin ningún tipo de ayuda del estado y con una calidad de vida extremadamente primaria.
Hoy en día, la complejidad social es tal que se ha convenido utilizar la palabra indigente para designar a una persona que es menos que pobre debido a que los pobres pueden acceder a algunos derechos básicos, aunque no en las mejores condiciones. El indigente, sin embargo, es una persona que carece de todo derecho y que lleva una calidad de vida infrahumana.
Para que una persona sea considerada indigente, o que vive en la indigencia, deben darse determinados elementos principales: así, muchos de los indigentes son personas que viven a la intemperie, en espacios públicos o con viviendas extremadamente precarias e inestables. Por otro lado, un indigente posee escasísimos recursos debido a la falta de trabajo y a la ausencia de parte del Estado para cumplirle sus derechos. Es normal, aunque no determinante, que un indigente deba recurrir a la delincuencia para tratar de conseguir algún mínimo alimento.
Y finalmente explicar que la indigencia es un fenómeno muy actual en las sociedades modernas, especialmente en lo que hace al ámbito urbano. En muchas de las grandes ciudades del planeta podemos observar un triste contraste entre aquellas personas que poseen todo, o que al menos tienen sus derechos básicos satisfechos, y aquellas que no. Los indigentes han caído fuera del sistema, es decir que no sólo no tienen acceso a una buena calidad de vida, sino que además no ven sus derechos humanos respetados, volviéndose casi invisibles y olvidados por el resto de la sociedad.
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