• No quería dejar rastro de los 43 estudiantes
• El presunto responsable de la muerte de
normalistas de Ayotzinapa afirma que 9 alcaldes protegen a narcos
Agencias
Chilpancingo, Guerrero.- Gildardo López Astudillo “El Gil” aceptó haber dado la orden de
detener, levantar, ejecutar e incinerar a los normalistas “para no dejar rastro alguno”.
Tras ser detenido el jueves, el presunto autor material de la
desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa rindió su declaración durante 12 horas ante el Ministerio Público.
Mandé asesinar a los 43 normalistas, declaró “El Gil”
Según fuentes de la SEIDO, López reveló que nueve presidentes municipales apoyan y protegen a la organización criminal Guerreros Unidos a cambio de recursos económicos y utilizan patrullas, armas, uniformes y la radiofrecuencia policial para realizar retenes”.
López fue trasladado ayer al penal federal de máxima seguridad de El Altiplano.
-Protegen 9 alcaldes a Guerreros Unidos-
Gildardo López Astudillo, El cabo Gil, es el autor material del levantamiento, ejecución e incineración de los
43 estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, de acuerdo con las declaraciones que rindió por más de 12 horas ante el Ministerito Público de la Federación.
Tras largas horas de interrogatorio, El Gil también dio a conocer el nombre de nueve presidentes municipales que apoyan y protegen a Guerreros Unidos a cambio de recursos económicos.
Las declaraciones de López Astudillo describen el apoyo a los líderes de la organización criminal, como la “utilización de patrullas, armas, uniformes y la radiofrecuencia policial para realizar retenes para el secuestro”.
El segundo al mando de la organización criminal aceptó haber dado la orden de asesinar a los estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, además de incinerarlos para evitar que fueran reconocidos.
Será en los próximos días cuando la Procuraduría General de la República solicite a un juez federal las órdenes de presentación en contra de nueve alcaldes (no se revelaron nombres ni municipios para no entorpecer las investigaciones) para que rindan su declaración sobre las acusaciones realizadas por López Astudillo en su contra.
De acuerdo con las diligencias que realiza la SEIDO, algunos municipios de Guerrero, Morelos, Estado de México y el Distrito Federal tienen presencia de la organización criminal, motivo por el cual paralelamente se investiga la probable participación de autoridades de estas localidades en la protección a Guerreros Unidos.
Gildardo López Astudillo fue detenido la noche del martes 15 de septiembre en calles del municipio de Taxco de Alarcón, Guerrero. De inmediato fue trasladado a las instalaciones de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada, donde inició el interrogatorio correspondiente.
Durante las declaraciones al agente del Ministerio Público federal, El Gil aceptó haber dado la orden de detener, levantar y posteriormente asesinar a los 43 normalistas, e incluso giró la instrucción de “incinerarlos para no dejar rastro alguno”.
Esta confesión se refuerza con los mensajes de texto que envió al entonces líder de la organización criminal Sidronio Casarrubias la mañana del 27 de septiembre de 2014, donde se lee, de acuerdo con la declaración: “Los hicimos polvo, jefe, nunca los van a encontrar”.
-Defendían “su” territorio-
De acuerdo con las pesquisas de la PGR, Guerreros Unidos confundió a los normalistas:
2014
Dice que los confundió; La noche del 26 de septiembre El Gil pensó que Los Rojos, el grupo antagónico, los estaban atacando; recibió la orden de defender el territorio.
2014
Asegura que ni sabía; Al ser detenido, en octubre, Sidronio Casarrubias dijo que él no ordenó matar y desaparecer a los normalistas, y que sólo fue informado.
2015
El operador; Fernando Rodríguez, El Cepillo, apresado en enero, obedeció las instrucciones de El Gil para asesinar a los estudiantes y desaparecerlos.
2015
El eslabón perdido; Con la caída de El Gil, la PGR espera aclarar por completo cómo ocurrió la muerte y posterior extinción de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
-Ya ingresó al penal del Altiplano Gildardo López, “El Gil”-
La Procuraduría General de la República (PGR) consignó al Penal Federal de Máxima Seguridad del Altiplano, ubicado en el Estado de México, a Gildardo López Astudillo como líder de un grupo criminal y presunto implicado directo en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
La dependencia informó que cumplimentó dos órdenes de aprehensión giradas en contra de este sujeto por su probable responsabilidad en los delitos de secuestro y delincuencia organizada.
El primer mandamiento judicial lo obsequió el Juzgado Tercero de Distrito de Procesos Penales Federales con sede en Matamoros, Tamaulipas, y el segundo el Juzgado Primero de Distrito de Procesos Penales Federales radicado en Matamoros, Tamaulipas.
El traslado de López Astudillo de las instalaciones de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) al Penal del Altiplano fue realizado por elementos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC).
Este sujeto fue detenido el miércoles pasado en Taxco de Alarcón, Guerrero, derivado del trabajo de investigación interinstitucional del Gobierno de la República, desplegado desde hace 11 meses.
López Astudillo quedó a disposición del juez de la causa, quien en las próximas horas determinará su situación jurídica por los delitos de secuestro y delincuencia organizada.
-COMO INICIÓ-
El viernes 26 de septiembre de 2014, alrededor de las 21:00 horas,
decenas de normalistas llegaron a Iguala, donde fueron atacados y perseguidos por policías municipales. Éstos los llevaron a su cuartel y de ahí, con ayuda de agentes de Cocula, los trasladaron a Pueblo Viejo, donde presuntamente los entregaron al grupo delictivo Guerreros Unidos, desde entonces no se sabe del paradero de estos normalistas.
Primer ataque
Tras el robo del último autobús en la central camionera de Iguala, los estudiantes hicieron que el chofer lo condujese hacia el anillo periférico de Iguala, para de allí enfilar hacia Ayotzinapa. Ello los haría pasar a una cuadra del festejo del DIF. Sin embargo, alertados por el aviso del chofer, la policía los comenzó a perseguir a tres cuadras de la central camionera, en un intento por impedir que la comitiva se acercase al festejo.
De acuerdo con declaraciones del fiscal guerrerense, Iñaky Blanco Cabrera, el primer episodio de violencia ocurrió a las 21:30 horas, cuando la policía logró interceptar el paso de los autobuses mediante una camioneta que bloqueó su avance en la esquina de las calles Juan N. Álvarez y Periférico Norte. Los alumnos bajaron de los autobuses para intentar empujar fuera del camino la camioneta, y se enfrentaron a los policías, que también llegaban. Cuando Aldo Gutiérrez Solano forcejeó y sometió a uno de los policías, agentes de la Policía Municipal de Iguala abrieron fuego contra él, hiriendo gravemente a Gutiérrez Solano y matando a Daniel Solís Gallardo.
La balacera inicial puso en desbandada a los estudiantes normalistas, varios de los cuales se refugiaron en los espacios entre los autobuses detenidos. Otros más escaparon como pudieron a los alrededores; sin embargo, la policía de Iguala se llevó bajo arresto a la mayoría de los estudiantes que no habían podido bajar de los autobuses.
Durante el ataque varios de los estudiantes normalistas lograron comunicarse con compañeros que se habían quedado en Ayotzinapa. Estos alumnos, enterados de los incidentes, enviaron otro convoy de estudiantes en varias camionetas para recorrer los 250 km de distancia entre Ayotzinapa e Iguala, para ayudar a sus compañeros atacados en Iguala.
Segundo ataque
El segundo convoy de estudiantes, que llegó alrededor de las 23 horas de la noche del 26, se encontró con algunos de los compañeros que no habían sido llevados por la policía. Los estudiantes, acompañados por profesores pertenecientes a la CETEG (Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero), comenzaron a inspeccionar el lugar y a buscar a cualquier otro alumno oculto tras la balacera.
Asimismo, daban entrevistas a la prensa que iba llegando por el primer ataque en contra de sus compañeros. Seguían en el lugar alrededor de la medianoche cuando fueron atacados una vez más por un grupo que llegó de repente y que, según testigos presenciales, disparaba ráfagas en su contra. En este ataque fallecieron dos estudiantes más, llamados Julio César Ramírez Nava y Julio César Mondragón Fuentes; mientras que el resto huía en desbandada y se ocultaba en los cerros circundantes o en las azoteas de las casas de Iguala.
-daño colateral-
Casi al mismo tiempo, a la salida de Iguala, en la autopista a Chilpancingo, otro grupo de policías disparó contra un autobús que transportaba a los integrantes del equipo de futbol Avispones de Chilpancingo, de la tercera división. El equipo de futbol no estaba involucrado en los hechos y aparentemente fue confundido por la policía como otro autobús más del convoy de los
estudiantes normalistas.
Este equipo era de Chilpancingo e iba de regreso a su sede tras un partido como visitante en Iguala. En este ataque perecieron tres personas: David Josué García Evangelista (de 15 años de edad, uno de los futbolistas), Blanca Montiel Sánchez (pasajera de un taxi que pasaba por el lugar) y Víctor Manuel Lugo Ortiz (chofer del autobús que conducía a los jugadores de vuelta a Chilpancingo). El director técnico del equipo resultó herido y fue internado grave.
-Investigación oficial-
La mañana del día 27 de septiembre del 2014 elementos del Ejército Mexicano encontraron a las 11 horas el cuerpo de Julio César Mondragón, uno de los normalistas muertos en el segundo ataque. Su rostro había sido desollado. Los primeros informes reportaron la desaparición de 57 estudiantes de la Escuela Nacional Rural de Ayotzinapa presuntamente atacados y secuestrados por policías municipales de Iguala. El 30 de septiembre, se informó que 14 de ellos se encontraban salvos en sus casas, mientras que 43 permanecían en calidad de desaparecidos. Ese mismo día, se señaló al presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca, como presunto autor intelectual de las desapariciones forzadas y como el responsable de dirigir desde un radio a fuerzas policíacas del Estado para proceder con los actos del 26 de septiembre de 2014.
El 29 de septiembre, Abarca dijo que él había ordenado a la policía no atacar a los normalistas, a quienes acusó de pretender atacar a los invitados que estarían presentes en el segundo informe del DIF municipal, del cual su esposa, María de los Ángeles Pineda, era la presidenta.
La búsqueda de los 43 estudiantes por parte de padres de familia junto con normalistas, que fueron resguardados por elementos de la Fuerza Estatal, inició el mismo 29 de septiembre, intensificando el operativo al buscar posibles cadáveres en fosas comunes.
-Cuerpos sin identificar -
El sábado 4 de octubre se descubrió en los alrededores de Iguala una fosa clandestina con 28 cadáveres sepultados en ella. Eventualmente los análisis forenses dictaminaron que estos cuerpos no correspondían con ninguno de los 43 normalistas desaparecidos ignorándose hasta la fecha la identidad de los cuerpos.
El día 8 de octubre fueron detenidos en Cuernavaca, Morelos, Osvaldo Ríos Sánchez y su hermano Miguel Ángel, sospechosos de haber participado en la desaparición. Los hermanos Ríos Sánchez confesaron su involucramiento y el haber estado bajo las órdenes de Ángel Casarrubias Salgado, uno de los líderes de Guerreros Unidos. Al día siguiente la PGR encontró otras 4 fosas con ocho cadáveres en total en el paraje de La Parota, en la localidad de Pueblo Viejo, Guerrero. Sin embargo, estos hallazgos tampoco correspondían con los 43 normalistas desaparecidos.
Jesús Murillo Karam, ex procurador general de la República, informó el 13 de octubre de 2014 que aparentemente elementos de la Policía de Iguala, tras arrestar a los 43 estudiantes desaparecidos, siguieron instrucciones de Abarca y entregaron a los detenidos a oficiales de la Policía del vecino municipio de Cocula. A su vez, estos policías de Cocula procedieron a entregar a los estudiantes a miembros del cártel de los Guerreros Unidos.
De acuerdo a testimonios de los hermanos Ríos Sánchez, Ángel Casarrubias Salgado habría dado la orden de matar a los estudiantes entregados a los Guerreros Unidos, aparentemente en la creencia de que entre los estudiantes normalistas se encontraban infiltrados elementos del cártel rival de Los Rojos.
-La masacre-
Según declaraciones de otros miembros capturados de los Guerreros Unidos, los estudiantes fueron llevados al basurero municipal de Cocula apilados en dos camionetas. Al arribar, quince de los estudiantes habían muerto de asfixia al bajarlos debido al hacinamiento y las ataduras. Una vez bajados los estudiantes sobrevivientes de las camionetas, se interrogó brevemente a cada uno antes de proceder a matarlos de un balazo en la nuca. Después los tiraron a la parte baja del basurero donde incineraron los cuerpos, haciendo relevos para vigilar el proceso y mantener el fuego durante horas arrojando combustible a los cuerpos. Al terminar se ordenó a los vigilantes del fuego que recogiesen las cenizas y triturasen los huesos restantes para meterlos en bolsas de plástico y arrojarlas al río San Juan.
-Detención de José Luis Abarca y su esposa -
En la madrugada del 4 de noviembre de 2014 fue anunciada la captura de José Luis Abarca Velázquez, expresidente municipal de Iguala, y su esposa María de los Ángeles Pineda Villa. La Policía Federal los arrestó dentro de una casa ubicada en Iztapalapa; Distrito Federal, en una casa que daba la impresión de estar abandonada y que labores de inteligencia localizó.
-La mentira del gobierno-
El 11 de noviembre, el sacerdote Alejandro Solalinde denunció que Abarca y Pineda Villa habrían sido capturados realmente en el estado de Veracruz y sembrados en el Distrito Federal por la misma Policía Federal.
La intención de este movimiento, serían meros fines electorales, ya que en 2015 se llevaría a cabo la elección federal de diputados. La detención de Abarca ayudaría al gobierno a desprestigiar al Partido de la Revolución Democrática en Iztapalapa, la zona con más militantes de este partido en la Ciudad de México.
El padre Alejandro Solalinde reitera que 6 personas le han proporcionado información sobre los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos el 26 de septiembre de 2014.
En entrevista para Grupo Imagen Multimedia, el padre destacó que una persona le dijo que un grupo pequeño de normalistas habría sido quemado en Iguala; otro informante (testigo de aquellos hechos) le comentó que hubo 2 y hasta más ataques contra los estudiantes. Agrega que otra persona afirma que en los ataques hubo presencia de la Policía Federal y elementos del Ejército y le habló de varios desaparecidos por cuestiones de tráfico de droga.
Ante esto, Solalinde expresa que “es un hecho que fueron policías reglamentados, con armas reglamentadas, con uniformes, quienes dieron la orden de la desaparición”.
Recuerda que desde el año pasado, habló sobre un quinto camión, incluso de más camiones involucrados en el caso.
El clérigo habló de las declaraciones que hizo el entonces procurador General de la República, Jesús Murillo Karam.
Murilllo decía que venían en camino 12 cuerpos de Iguala; de los que habían participado en el evento… En ese momento no le dimos ninguna importancia pero después, recapitulando, nos preguntamos dónde están y de quienes eran esos cuerpos, porque ya no se supo de ellos”, recordó.
Otro punto que tocó el ex procurador en ese momento fue que se sabía que los estudiantes llevaban droga, mencionó la posibilidad de que alguno de los estudiantes fuera de Los Rojo”, agregó
Alejandro Solalinde asegura que lugareños de Iguala insisten en que un grupo pequeño de jóvenes fue quemado, incuso unos todavía estaban vivos al momento de la incineración.
Solalinde destaca que el informe por parte de Derechos Humanos y del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes coincide en que la desaparición forzada fue por parte del Estado, Policía Federal y elementos del Ejército.
-Con restos de Cocula se identifica a dos
estudiantes de Ayotzinapa: PGR-
Los peritos de la Universidad de Innsbruck confirmaron la identificación de los restos de dos estudiantes de Ayotzinapa entre las muestras óseas encontradas en un relleno sanitario de Cocula, Guerrero, en septiembre del año pasado. Se trata de los normalistas Alexander Mora Venancio y Jhosivani Guerrero de la Cruz, de acuerdo con la procuradora Arely Gómez González.
En una conferencia de prensa del miércoles 16 septiembre, la procuradora citó nuevos peritajes de los expertos de Innsbruck y afirmó que existen probabilidades de que sean identificados más restos de estudiantes entre las muestras tomadas en Cocula y en el río San Juan.
Jhosivani Guerrero de la Cruz es el segundo estudiante identificado por la PGR; el primero fue Alexander Mora, según información dada a conocer en enero pasado por el entonces procurador Jesús Murillo Karam.
En la noche del 26 de septiembre del 2014, 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa fueron atacados por policías municipales y sus restos fueron desaparecidos. De acuerdo con las investigaciones de la PGR, los cuerpos habrían sido calcinados en un basurero de Cocula por sicarios de la organización criminal Guerreros Unidos.
El 6 de septiembre del 2015, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) dispuesto por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para el caso Ayotzinapa desestimó esa versión. Con la conferencia de prensa de este miércoles, la PGR insistió en su versión sobre el basurero de Cocula, Guerrero, y confió en dar con los responsables del crimen.
Arely Gómez recordó que el 13 de noviembre de 2014 se entregaron a la Universidad de Innsbruck 17 muestras para el análisis de ADN, con la intención de encontrar elementos para identificar a los estudiantes desaparecidos.
La PGR espera que las muestras de Cocula y del río San Juan ayuden a identificar más restos de estudiantes. “Será una ardua labor, pero estamos obligados a realizarla”, dijo Gómez.
Jhosivani Guerrero de la Cruz, de 20 años, era originario de Omeapa, municipio de Tixtla; era el menor de siete hermanos de una pareja de campesinos y formaba parte de la lista de 43 normalistas que fueron atacados y desaparecidos entre el 26 y 27 de septiembre del año pasado en Iguala.
Jhosivani Guerrero de la Cruz
Tras las primeras pruebas que hizo la Universidad de Innsbruck, en las cuales sólo pudo identificar al normalista Alexander Mora Venancio, la PGR solicitó a los especialistas del Instituto de Medicina Forense de ese centro de estudios que realizara una nueva prueba denominada Secuenciación Masivamente Paralela (MPS). Este estudio se hizo sobre 17 piezas óseas recogidas por la PGR en el basurero de Cocula.
Las nuevas pruebas genéticas realizadas por los expertos austriacos coincidirían con las muestras proporcionadas por Martina de la Cruz de la Cruz, madre de Jhosivani Guerrero de la Cruz, a quien sus compañeros le apodaban “El Coreno”.
La confirmación estaría basada en la muestra 16, con dimensiones 12.5 por 3.5 centímetros, fracturada en dos piezas, por parte de los expertos austriacos, lo que comprobaría que Jhosivani fue asesinado y sus restos fueron incinerados, aunque existe una diferencia entre las conclusiones de la PGR y el GIEI, sobre dónde ocurrieron esos hechos, ya que la Procuraduría defiende la idea de que fue en el basurero de Cocula, hecho en lo que difieren los expertos.
-¿Quién era Jhosivani Guerrero de la Cruz?-
hosivani era de la comunidad de Omeapa, la cual se encuentra a 15 minutos de la cabecera municipal de Tixtla. Fue el menor de siete hermanos de una pareja de campesinos y formaba parte de la lista de 43 normalistas que fueron atacados y desaparecidos entre el 26 y 27 de septiembre del año pasado en Iguala.
Para asistir a la secundaria y a la preparatoria caminaba cuatro kilómetros hasta la carretera para poder tomar el transporte. Su ingreso a la Escuela Normal de Ayotzinapa era para buscar una oportunidad de salir adelante a través de una profesión con la cual ayudase a su comunidad, en donde pasaban por muchas carencias.
Guerrero de la Cruz consideraba que los maestros que asistían en la comunidad no tenían suficiente interés en los niños, por ello, Jhosivani deseaba ser maestro en Omeapa.