https://youtu.be/PtJ8A7I5Hgw NUEVA YORK, 30 de septiembre.- La violencia que sufre México volvió a herir al cineasta Guillermo del Toro. Luego del secuestro de su padre, ocurrido en 1998, y que trastocó su vida por completo al orillarlo, entre otra cosas, a abandonar el país, la familia del cineasta vive nuevamente días de angustia tras la desaparición de un primo de su esposa Lorenza Newton. El primo de mi mujer lleva un mes desaparecido. Simplemente desaparecido, no hay información, no se sabe nada”, expresó consternado el realizador durante una entrevista concedida a Excélsior durante la promoción en Nueva York de La cumbre escarlata (Crimson Peak), que se estrenará en México el 30 de octubre. La película protagonizada por Tom Hiddleston, Jessica Chastain y Mia Wasikowska, es un cuento gótico que, según los especialistas, le permite al tapatío regresar a sus orígenes temáticos y estilísticos, así como a géneros como el suspenso, el thriller y el terror. –Que suceda una cosa así, una desaparición, ¿es el verdadero y lamentable terror?, se le pregunta al cineasta. Es terror cuando te sucede, claro. Eso sí es verdad, pero para mí el verdadero terror es que tenemos funcionarios, políticos y gente que debería estar puntualmente sirviendo una respuesta, una acción, pero no, no hacen nada”, dice molesto enfundado en su ya clásico traje negro colocado por encima de una playera del mismo color. El tono de sus palabras es una mezcla de decepción, frustración e impotencia. La desaparición del familiar revivió viejas pesadillas del director de Cronos, El laberinto del fauno y Titanes del Pacífico, quien a finales de los años 90 vivió la que él mismo ha calificado como la peor experiencia de su vida. Es una cosa absolutamente horrible, que te remueve. Una cosa así te cambia la vida y te destruye todas las estructuras que tienes, pero te da nuevas”, señaló en alguna ocasión el Gordo, quien a partir de ese año se sumergió con su familia en un exilio involuntario del país. Yo n o puedo volver a México por circunstancias muy concretas ligadas a ese suceso”, añadió en aquella oportunidad. TRISTEZA Y DESESPERANZA Hace exactamente un año, durante la presentación de la cinta animada El libro de la vida, de Jorge Gutiérrez, en la que figura como productor, Del Toro dio más detalles de “esas particulares circunstancias”. Hay gente que sigue suelta. Es bien complicado el tema de la seguridad. Tenía ganas de hacer cosas aquí. Si me hubieran preguntado cómo imaginaba mi carrera, hubiera descrito algo diferente”, pronunció en referencia a que uno de los secuestradores no había sido atrapado por las autoridades. Lamentablemente para todos, las cosas no han cambiado mucho desde entonces. Por ello, durante la cita en una habitación del piso 40 del Mandarin Oriental Hotel de Nueva York, Del Toro no ocultó la tristeza, el dolor y la desesperanza que sienten, él y su esposa por el país en el que nacieron y del que están al pendiente a pesar de vivir en Norteamérica. “El fantasma de no estar en México es muy fuerte. Creo que no hay semana desde hace tantos años que mi mujer y yo no hablemos de México, extrañemos algo o lamentemos algo de lo que pasa allá, pero el México que extrañamos ya no existe, ese es un fantasma que me persigue.” Son precisamente los fantasmas los que ahora inspiran La cumbre escarlata, que narra la historia de Edith Cushing (Wasikowska), una escritora que tras sufrir una tragedia famliar, se refugia en los brazos de un desconocido que la lleva a vivir a una decrépita mansión que respira, sangra y revivirá sus peores pesadillas. “Lo que me interesaba era presentar fantasmas que existen fuera del tiempo, que pueden ver el futuro, el pasado y que están en el presente”, anotó. VOLVER A MÉXICO A principios de año, durante la edición número 30 del Festival de Guadalajara, que él mismo cofundó, y en el que recibió un homenaje por su trayectoria, Guillermo del Toro se prometió a sí mismo el regresar a rodar en el país. “Tengo muchas ganas de hacer una historia que se llama Plata, que me encantaría venir a filmar”, compartió en marzo pasado desde la Expo Guadalajara, “pero lo que me previene de venir es la seguridad. Mientras mis hijas no sean adultas, porque en un rodaje se publican todos tus movimientos en un pedazo de papel y eso resulta arriesgado para mí, sobre todo después del secuestro de mi jefe (papá).” A pesar de eso, el Gordo mantenía la esperanza. Filmar en mi país es algo que me lo debo como persona y como narrador. No me quiero morir con eso pendiente. Si no me agarra un ataque al corazón en los tacos, si no me muero, espero hacerlo”, expresó en una multitudinaria conferencia de prensa, pero hoy, esa idea vuelve a tambalearse. Más que nunca quizá. “Es muy difícil reconciliar lo que sentimos con lo que sería una realidad cotidiana en México. Siendo director de cine es muy difícil.” De regreso en Nueva York, con la incertidumbre a flor de piel por la desaparición de su familiar, Del Toro confía en que exista aunque sea una mínima esperanza de que las cosas cambien, pero sabe que no cambiarán solas. “Yo creo que la primera solución para acabar con ese terror es ser ciudadano, ciudadanos activos. Cada quien en lo que pueda en este momento, siempre hacerlo.” Antes de su estreno comercial, La cumbre escarlata inaugurará el 23 de octubre la 13 edición del Festival Internacional de Cine de Morelia, donde está programada la presencia del director y de algunos miembros de su elenco.