• Critica que no se apoye el talento nato que existe en el país y la falta de un repertorio serio
México.- “En México pululan personajes que se hacen llamar directores de orquesta, pero no saben la diferencia entre pornografía y erotismo musical”, dice Sergio Cárdenas (Tamaulipas, 1951), el más importante director de orquesta mexicano, reconocido en Europa por ser la única batuta nacional que ha presidido orquestas como la Sinfónica de Hof en Alemania, la de Música Mozarteum de Salzburgo y la Sinfónica de El Cairo.
La culpa es de los procesos globalizadores y de los intereses que impulsan caras bonitas, lo que ha hecho que los niveles de exigencia en este oficio hayan disminuido, detalla en entrevista con Excélsior, donde también habla sobre la falta de un repertorio serio, la inexistencia de un mercado de las artes y su desconfianza del programa para recomponer el tejido social que ha impulsado Rafael Tovar y de Teresa, titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).
Además, adelanta que el próximo año viajará a Alemania con la Orquesta Sinfónica Estanislao Mejía, de la Facultad de Música de la UNAM, la cual encabeza y ha sido invitada por segunda ocasión al festival internacional Young Euro Classic de Berlín, donde asisten las mejores agrupaciones juveniles del mundo.
Sobre el impulso de la música en México –el conductor que ha dirigido orquestas como la Estatal de Weimar, una de las más antiguas del mundo donde dirigieron compositores como Johann Sebastian Bach, Franz Liszt y estrenaron sus óperas Richard Wagner y Strauss–, Cárdenas asegura que en México existe más talento del que se cree.
Desde hace mucho estoy convencido que en México encontramos más talento musical nato que en Europa. Pero lo que no se encuentra en nuestro país es la misma calidad e infraestructura para que se desarrolle”, explica.
Un ejemplo distinto es Alemania, donde cualquier pueblito tiene una escuela de música, con instrumentos y lauderos que los reparan, es decir, los alemanes han creado toda una economía alrededor de este sector. Tan es así, que hace algunos años un estudio detallaba que en dicho país la música movía económicamente más sectores que la industria de los astilleros o del carbón.
Pero en México esto no existe; no hay una economía que acompañe al significado económico con el ejercicio artístico, señala. “Esto no existe en todas las artes, pese a que los proyectos de política cultural de México deberían tener como una de sus metas darle solidez al mercado de las artes”.
Sin embargo, respecto a la dirección orquestal en nuestro país considera que en México hay muchos directores famosos, pero no necesariamente son buenos. Es más, la mayoría de los músicos han dejado de lado la música.
Te voy a contar una anécdota: hace no muchos años un integrante conspicuo de una de las orquestas de mayor presupuesto y con el mayor número de integrantes en la Ciudad de México me hizo el siguiente comentario: ¿Sabe cuál es su mayor problema? Que para usted la música es lo más importante”, recuerda.
¡DEMAGOGIA PURA!
La música no se agota en la partitura ni en la ejecución de las notas”, explica el también compositor. “Ya lo decía Gustav Mahler, que en una partitura está todo, pero falta lo más importante: el fenómeno del entrelazamiento para construir un sentimiento, no de nuestras emociones porque son pasajeras y fugaces, sino del sentimiento que perdura y alimenta el espíritu”.
A la par está la flojera de los directores que prefieren no estudiar las obras, pues como no existe una grabación que los guíe… será difícil saber cómo se debe escuchar. “Aunado a que les interesa el aplauso fácil, es decir, la obscenidad y la pornografía; estamos cayendo en un ejercicio pornográfico de la ejecución pública de la música en México”.
Otro de los graves errores en México es la limitación de su repertorio. Para esto existen dos explicaciones: una es que las instituciones artísticas, que son del Estado, deben tener como prioridad la formación del bagaje sentimental y espiritual de la sociedad; y reinterpretar el repertorio para saber si alguna sinfonía de Candelario Huízar vale la pena o debe permanecer en un anaquel. “¿Por qué pornográfica? Porque todo es obsceno y exagerado”.
Por último, el director mexicano se refiere a la política cultural de la “reestructura del tejido social”, impulsada en varios estados del país (fundamentalmente en Michoacán y Guerrero) por el titular de Conaculta.
Mire, esas políticas culturales para llevar música y recomponer el tejido social no pueden ser, porque la música no tiene ni tendrá jamás esas funciones. ¡Es demagogia pura!”, expresa.
Y es más demagogia si en lugar de llevar a estos lugares (como Michoacán o Guerrero) en vez de llevar un cuarteto de Beethoven o Mozart, se lleva un cantante que sólo va a distraer el espíritu de las personas y les hace creer que es cultura. ¿Quieres saber cómo se puede reestructurar el tejido social? “Garantizando trabajo a la gente”.
Es más, considera que la reproducción de El Sistema venezolano de orquestas tampoco es la solución. “Es como lo que hace Desesperanza Azteca, pero sólo son programas sociales, no artísticos. ¡Son distractores!”, lamenta.
Por desgracia si se piensa este tema en términos educativos, apunta, muchos de los músicos contratados para dar clases de violín en este tipo de programas, los enseñan a tocar mal. “Estos programas no son serios y tienen mucho de baby sitters, porque sólo sirven para que sus papás vayan a las galas y los aplaudan”.
Por cierto El Sistema no ha impedido que hoy Caracas aún sea una de las ciudades más peligrosas del mundo, advierte.
No digo que no tenga sus ventajas. Se ha producido un Gustavo Dudamel, que es maravilloso, pero… 35 años de un programa para sacar un Gustavo Dudamel… como que visto productivamente es muy poquito ¿o no?”, concluye.