Agencia España.- La Real Academia Española (RAE) revisa “continuamente” las definiciones de términos que pueden resultar ofensivos para algunos colectivos y trata de “suavizar al máximo” la manera en que se describen,
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España.- La Real Academia Española (RAE) revisa “continuamente” las definiciones de términos que pueden resultar ofensivos para algunos colectivos y trata de “suavizar al máximo” la manera en que se describen, pero no los retirará del Diccionario “porque son palabras que existen”.
“No tiene ningún sentido un Diccionario censurado, en el que no aparezcan las palabras que son despreciables, aborrecibles”, asegura el director de la RAE, Darío Villanueva, en una entrevista, en la que habla de “las reclamaciones” que periódicamente reciben para que cambien definiciones o supriman voces.
La RAE sigue “un criterio muy claro al respecto: la Academia no inventa las palabras, pero tampoco las promociona, no pide a los hispanohablantes que las usen. Lo que hace es recoger las palabras que están realmente en la lengua”.
También se refiere Villanueva a los seis meses y medio que lleva al frente de la Academia, “muy intensos” y no se plantea siquiera la hipótesis de que la RAE pueda desaparecer debido a las dificultades económicas.
“Sería una verdadera catástrofe que desapareciera una institución que ha sobrevivido 300 años, con todo lo que ha pasado en este tiempo; una institución que está hermanada con las otras Academias de la Lengua Española y que contribuye de manera muy decidida al mantenimiento de la unidad del idioma”, dice Villanueva, que fue elegido director de la RAE en diciembre de 2014 y que asumió su cargo un mes más tarde.
En la próxima edición del diccionario, cuya concepción será plenamente digital, habrá una serie de marcas que “ayuden a entender los significados” de palabras que puedan resultar ofensivas, y que figurarán, por ejemplo, en la acepción de “gitano” que lo identifica con “trapacero” (aquel que “con astucia, falsedades y mentiras procura engañar a alguien en un asunto”).
Esa acepción de “gitano” ha sido revisada “profundamente, con todo el respeto y todo el cuidado”, pero no se retirará porque la Academia “nunca hará un Diccionario políticamente correcto”. También ha generado problemas el término “autismo”. La Academia “ha perfeccionado la definición médica” de esa palabra, pero las organizaciones relacionadas con el autismo critican a la RAE por una acepción que relaciona al autista con “una persona encerrada en su mundo, conscientemente alejada de la realidad”.
Lo cierto es que todo lo relacionado con la lengua genera siempre una fuerte polémica. Y es que, subraya Villanueva, “todos nos consideramos dueños del idioma, es el patrimonio más democrático de que disponemos. Nos sentimos legítimamente autorizados para opinar sobre ella y, por ejemplo, si la Ortografía le quita la tilde a un adverbio, es como si te quitaran casi el billetero del bolsillo”.
Así debieron de sentirse los escritores que, en su inmensa mayoría, no han secundado la recomendación de la nueva Ortografía de suprimir la tilde del adverbio “solo”.
“En algunos casos puede que a la RAE se le haya ido la mano, y la reacción está siendo la que conocemos”, admite el director, antes de asegurar que la Ortografía “es extraordinaria, un auténtico tratado modélico para el resto de las lenguas de Europa”.