El hombre que entró como voluntario tras la huida de los agentes fue asesinado junto con su hijo de 14 años

El municipio de Guadalupe tenía un solo policía, y ayer lo mataron.

Joaquín Hernández, quien tenía menos de dos semanas de haberse incorporado a las tareas de seguridad pública ­—luego de la renuncia masiva de los policías municipales—, fue ejecutado junto a su hijo de 14 años por sicarios que les tendieron una emboscada.

De acuerdo con la versión de testigos y de la policía municipal, el agente se dirigía a un llamado telefónico sobre un accidente vial en el kilómetro 45 de la carretera Juárez-Porvenir, e iba a bordo de una patrulla del municipio, junto a su hijo y otro civil no identificado por las autoridades.

Joaquín Hernández era el único policía que quedaba en este municipio ubicado en la frontera de Chihuahua con El Paso, Texas, Estados Unidos, desde el 25 de junio pasado, cuando los agentes huyeron tras el asesinato de su comandante, Máximo Carrillo Limones.

Incertidumbre

El atentado ocurrió 19 días después de la privación ilegal de la libertad y posterior asesinato de Carrillo Limones, quien había invitado a trabajar a Joaquín Hernández y fue el único que aceptó quedarse tras el crimen de su jefe y amigo.

El oficial realizaba su trabajo sin portar armas de fuego, como lo hacen los policías de algunos municipios en Chihuahua, como el de Práxedis G. Guerrero, por la presencia de grupos de narcotraficantes y evitar confrontaciones.

El ataque ocurrió en el poblado de Barreales, informó el vocero de la Fiscalía General del Estado, Arturo Sandoval.

El portavoz informó que hasta el momento y de manera oficial solamente tiene el reporte de un hombre muerto, el agente policiaco, el menor de 14 años también muerto, identificado solamente como hijo del policía, y otro lesionado.

El ataque ocurrió a las 08:20 horas a unos 400 metros del límite México-EU, y a un kilómetro de las obras de construcción del puente internacional Guadalupe-Tornillo.

Anzuelo

Aparentemente los sicarios hicieron una llamada avisando de un accidente, para hacer que saliera el policía de la comandancia, y luego emboscaron de frente cuando cruzaba por el poblado de Barreales, disparándole a la patrulla en más de 20 ocasiones con fusiles de asalto AK-47.

Los peritos especializados en la escena del crimen aseguraron como evidencia 23 elementos balísticos calibre 7.62 x 39 milímetros y luego ordenaron el traslado del cuerpo a la sala de necrocirugía del Servicio Médico Forense en Ciudad Juárez.

El ataque ocurrió a poco más de un kilómetro de distancia de la obra de construcción del puente internacional a Guadalupe-Tornillo por el lado oriente y a menos de 500 metros de la zona limítrofe entre México y Estados Unidos hacia el norte.

YA NO EXISTE LA POLICÍA: ALCALDE

Tras la ejecución de Joaquín Hernández, el único agente policía en este municipio, el alcalde Gabriel Urteaga Núñez anunció que ya no habrá Seguridad Pública en el municipio.

     Abatido, relató que Joaquín se presentó a trabajar desde el lunes 29 de junio y al igual que su jefe y amigo, él decidió no emplear armas de fuego para reducir riesgos.

     Pero cometió el error de patrullar acompañado de su hijo y un amigo al que invitó a trabajar con él para “fortalecer” la seguridad pública.

     “Yo desconozco qué buscan estas personas, probablemente no quieren que haya elementos de seguridad, creo que pretenden que no haya policía, ése es el mensaje que puedo percibir.

     “Mejor la vamos a quitar y las autoridades que nos quieran apoyar, pues ya depende de ellos”.

     El pasado miércoles 24 de junio el gobernador César Duarte Jáquez acudió a este municipio. Lo acompañó el fiscal Jorge González Nicolás y ambos anunciaron el apoyo en materia de seguridad.

     “A partir de este momento ya no existe la Policía, nosotros vamos a seguir laborando, pero ese departamento desaparece en forma definitiva”, reiteró.

-Luz del Carmen Sosa/Especial

“QUEREMOS PAZ. ¿ES MUCHO PEDIR?”

“Sólo queremos paz. ¿Qué es mucho pedir?”, cuestionó, molesto, don Felipe, un residente de Guadalupe, que dijo estar “harto de la violencia”.

De pie, frente a la placa metálica donde destaca el logo “Chihuahua Vive”, el adulto mayor y varios vecinos se reunieron en el exterior del edificio administrativo recién remodelado y reinaugurado por el gobernador César Duarte Jáquez.

Don Felipe, junto con otros vecinos, se apostó en el exterior de la Comandancia de Policía al enterarse por la mañana que el agente Joaquín y Junior ­—como le decían a su hijo menor de edad— habían sido ejecutados.

Durante la mañana que fue instalado el tradicional mercado ambulante, tanto clientes como vendedores expresaron su pesar por los asesinatos de dos policías en menos de un mes, lo que derivó en la desaparición de la Dirección de Seguridad Pública Municipal.

Muchos escucharon el discurso del gobernador durante la inauguración de las obras públicas y esperaban mayor presencia policiaca.

“Esperábamos más policías, pero no fue así, siempre es lo mismo, nada más vienen a darse vueltas y se van y los (elementos) que están en los pueblos causan más problemas”, dijo Ángel, otro adulto mayor que afirmó haber perdido a un hijo y un nieto a causa de la violencia.

El municipio de Guadalupe registra al menos 10 asesinatos y la desaparición de varias mujeres privadas de la libertad por los integrantes de los grupos delictivos que pelean el control de esta zona fronteriza, principal punto para el trasiego de drogas, armas y personas.

Los grupos La Línea y Gente Nueva, que se disputan el territorio, no se han atribuido el ataque contra la corporación policiaca y las investigaciones no han arrojado más datos en torno a la autoría intelectual de ambos homicidios.