Agencia Selectividad ideológica, violación a los derechos humanos y corrupción para favorecer a sospechosos de espionaje fueron características de la primera estación migratoria creada por el gobierno mexicano durante
Agencia
Selectividad ideológica, violación a los derechos humanos y corrupción para favorecer a sospechosos de espionaje fueron características de la primera estación migratoria creada por el gobierno mexicano durante la Segunda Guerra Mundial en una antigua fortificación colonial de Perote, Veracruz, que sirvieron como precedente de las prácticas seguidas por los agentes de seguridad nacional en los años 40 y que figuran como los primeros pasos en el control y vigilancia de los extranjeros en México.
Estas son algunas de las conclusiones a las que llegó el historiador Carlos Inclán durante su investigación sobre la estación migratoria de Perote, Veracruz, y que está contenida en su libro “Perote y los nazis”, publicado por la UNAM y el gobierno de Veracruz, y que además hace un repaso de las labores de los espías del Tercer Reich en México en los años previos al conflicto bélico.
Entre 1939 y 1946, cientos de extranjeros fueron conducidos con sus familias a centros de detención temporal. La colonia japonesa se recluyó en la ex hacienda de Temixco, Morelos; los italianos y alemanes fueron trasladados a la estación de Perote. A lo largo de 249 páginas, el autor da cuenta de los recursos legales creados ex profeso por el gobierno mexicano para justificar la detención de estos extranjeros, de los cuales sólo una minoría cargaba con pruebas fehacientes de su colaboración con estos gobiernos fascistas.
- ¿Qué significó la estación migratoria de Perote en el sistema de seguridad mexicano sobre los extranjeros? - Aún estaba muy fresca la expropiación petrolera. Entonces, al estallar la Segunda Guerra cambia la política exterior estadounidense y se redefine especialmente en México, que siempre ha sido de gran interés para la seguridad de Estados Unidos. Hay una reconvención hacia la política con México y nuestro gobierno tuvo que responder en términos más o menos recíprocos. Perote forma parte de una serie de políticas que van en el sentido de cimentar este entendimiento. Es un acercamiento que también le importa al gobierno mexicano, porque estaban los primeros proyectos de industrialización, que pasan por los créditos que da EU, por las compras de plata y normalización de relaciones bilaterales.
- ¿Perote fue la primera estación migratoria en México?
- A partir de la revisión de los precedentes concluimos que este es el primer paso de una estación migratoria. Además, Perote creó una serie de precedentes legales. No sólo van internados agentes de la Alemania nazi en México. En términos absolutos, éstos representaron un número muy pequeño. Si se compara su número real con lo que aparece en la prensa en esos días, nos percatamos de que hay una exageración sobre el papel de los espías y el “quintacolumnismo” de los nazis en México. Sobre quienes se tienen pruebas fehacientes en labores de espionaje, de sabotaje, de propaganda, en transmisión de información confidencial es muy reducido. Pero junto con este número pequeño también se interna a marineros, cuyos barcos habían llegado a México antes de la guerra, principalmente alemanes e italianos. El gobierno no sabía qué hacer con estos grupos y tuvo que inventar figuras jurídicas nuevas porque no aplicaba el estatus de refugiados, no eran perseguidos políticos. En términos estrictos eran prisioneros de guerra, pero antes de 1942 el gobierno inventó una categoría de “migrantes temporales”. Eso creo una serie de antecedentes que darían funcionalidad a las estaciones migratorias.
- ¿Cuál es la dimensión real del espionaje nazi en México?
- Había una exageración, pero tampoco podemos negar que fuera inexistente. Tenemos casos bien documentados donde saltan a la luz ciertas figuras claves de esta red de espionaje. Lo importante aquí es recordar las enseñanzas de historiadores serios que han estudiado el trabajo del espionaje del Tercer Reich en América Latina, como Friederch Katz, que nos dice que de los espías eficientes no sabemos nada porque parte de su labor era justo pasar desapercibidos, mientras que de los espías que sabemos su existencia es justo porque eran ineptos.
Los reportes de la prensa en ese momento dan cuenta de cómo ese segundo tipo de espías eran muy despistados. En el libro contamos el caso de George Nicolaus, lo que dicen las fuentes mexicanas y estadounidenses sobre la labor de este espía. A los historiadores nos falta contrastar estos documentos con las fuentes alemanas para saber hasta qué punto sus labores de espionaje estaban bien definidas. Esa parte no se ha investigado a fondo. También existen casos bien documentados sobre los espías Carlos Retelsdorf y Franz Buchenau. Sin embargo los agentes más efectivos de la Alemania nazi abandonaron el país cuando se dieron cuenta de que los aliados estaban organizados para bloquear sus labores. El caso más relevante es el del barón Karl von Schleebrügge, tenemos referencia de que operaba en México, pero después de 1942 no se sabe más de él.
- ¿Hubo señalamientos hacia funcionarios mexicanos de cooperación con las espías alemanas?
- Se habla de que hay sospechas confirmadas de que Miguel Alemán tenía una amante alemana, que probablemente era espía, Hilda Krugger, cuya historia está contada en el libro de Juan Alberto Cedillo (Los nazis en México). Hay conexiones con ciertos funcionarios, y aunque se confirma la relación, eso no reditúa en que se facilitaran las labores de los nazis en el país. Hay ciertas conexiones pero los propios agentes secretos estadounidenses son conscientes de que estas relaciones no tienen mayor impacto con la política hacia Estados Unidos.
- ¿Cuál es la importancia de la estación de Perote?
- Su importancia radicó en el acercamiento con Estados Unidos. Pero cuando uno revisa prácticas de los agentes y cómo se gestiona la presencia de los extranjeros en México, surgen muchas cosas interesantes que ya no tienen que ver mucho con la política formal, como la corrupción. Esto permea en la política migratoria hacia los extranjeros, que no es imperativa de esos años pero que hay una serie de condiciones que lo permiten. Por ejemplo, el estado de guerra hizo que se suprimieran ciertas garantías, y bajo esa supresión las labores de los agentes mexicanos que ya actúan sobre ciertos marcos de confidencialidad se hagan mucho más propensas a la corrupción.
Esto está bien documentado. Estás actitudes ponen en entredicho la seriedad de las medidas. El discurso oficial todo es la seguridad nacional, la seguridad hemisférica, el acercamiento a Estados Unidos, pero también hay casos específicos en los que la actuación de los agentes mexicanos deja mucho que desear. Ese es un legado posterior. A pesar de que hay esfuerzos de profesionalización, si se revisa la forma en que se contrata a los agentes, en la forma en que se les adiestra, cómo reportan y se relacionan con los extranjeros, vemos deficiencias muy graves en los agentes del Departamento de Investigaciones Políticas y Sociales, precedente de los sistemas de investigación y seguridad nacional mexicanos.