Criticaron el acto de beatificación de monseñor Oscar Romero, asesinado en 1980, y afirmaron que las autoridades de El Salvador y el sector conservador de la Iglesia Católica local quieren presentar un arzobispo "light
Criticaron el acto de beatificación de monseñor Oscar Romero, asesinado en 1980, y afirmaron que las autoridades de El Salvador y el sector conservador de la Iglesia Católica local quieren presentar un arzobispo "light" que no incomode al poder económico salvadoreño.
"No le pueden quitar su valor profético y de mártir", dijo el miércoles en rueda de prensa María Luisa d'Aubuisson de Martínez, de la Fundación Romero.
El presidente de la fundación y amigo de Romero, monseñor Ricardo Urioste, no fue invitado al acto de beatificación que se realizará el sábado. La fundación afirma que su misión consiste en mantener vivo el pensamiento y espíritu de monseñor Romero fundamentados en la palabra de Dios y el magisterio de la Iglesia.
Según Martínez, "quieren presentar un monseñor 'light' que no cause incomodidad al sector oligárquico del país y a la Iglesia conservadora".
Luis Monterrosa, director del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Católica dirigida por jesuitas, dijo que la "gravísima concentración de la riqueza" continúa vigente en El Salvador y citó un informe de 2013 de la organización no gubernamental Oxfam que indicó que el 20% de la población más pobre recibe el 4,9% del ingreso nacional y el 20% más rico el 48,4%.
La beatificación de Romero, asesinado cuando oficiaba misa el 24 de marzo de 1980, será celebrada por el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, cardenal Angelo Amato, y el arzobispo de San Salvador, monseñor José Luis Escobar Alas. Los organizadores esperan la participación de más 260.000 personas.
"No queremos un Romero 'light' como la Coca-Cola light, queremos un Romero auténtico y ése es el profeta, es la voz de los que no tiene voz, el hombre que se quedó con su pueblo, que no huyó cuando venían los lobos. Sabía que iba a pasar eso y Dios le dio una gracia que a nadie le ha dado en el mundo que muere en el altar", dijo recientemente en rueda de prensa el obispo auxiliar de San Salvador, monseñor Gregorio Rosa Chávez.
Sin embargo, opinó que la beatificación provocó cambios en la visión que algunos tenían sobre monseñor Romero. "Hay un terremoto espiritual, gente que incluso financió su muerte está ahora rectificando, está acercándose a nosotros, ha ido a la tumba a pedir perdón o al hospitalito a pedir perdón, se da cuenta que lo juzgó sin conocerlo, sin escuchar nunca sus homilías lo juzgó y se alegró por su muerte".
Para Martínez, "la Iglesia salvadoreña está actuando porque Roma actuó" y afirmó que si Francisco no hubiera sido electo papa el proceso de beatificación "seguiría bloqueado y esperarían a que la generación que conocíamos a Romero desapareciéramos".
Daniel Portillo, representante del grupo comunitario de jóvenes San Jacinto, dijo que para la juventud actual "lo más importante es aprender a leer a monseñor" y que si el arzobispo viviera "seguramente llamaría a las bases de las pandillas para desobedecer a los líderes", en alusión a la última homilía del arzobispo en la víspera de su asesinato en la que pidió a los soldados no obedecer órdenes superiores de matar y pidió un cese a la represión.
La principal causa de violencia en El Salvador son las maras o pandillas, a quienes las autoridades atribuyen la responsabilidad de los homicidios que en el transcurso de marzo han registrado un promedio de 15,5 por día, según cifras policiales.