Agencia Contrario al homenaje que siempre pretendieron hacer a través del cual se desacralizara a Octavio Paz o al menos no se le erigiera un mausoleo, Ricardo Cayuela, director de Publicaciones del Conaculta, señaló
Contrario al homenaje que siempre pretendieron hacer a través del cual se desacralizara a Octavio Paz o al menos no se le erigiera un mausoleo, Ricardo Cayuela, director de Publicaciones del Conaculta, señaló que en el Homenaje por el Centenario del nacimiento del Premio Nobel de Literatura 1990 se equivocaron, pues con la cancelación de un timbre postal, el billete de lotería y la sesión solemne en la Cámara de Diputados "acabamos construyendo un monolito horripilante".
El editor y ensayista que tuvo a su cargo desde Publicaciones, la organización del Homenaje nacional e internacional, dijo que si algo hicieron bien a favor de la crítica y la difusión de la obra de Octavio Paz fue el Encuentro Internacional de pensadores y el encuentro de poetas de todo el mundo Amigos de Octavio Paz.
Dijo que en el prólogo de "Las palabras y los días", editado por Conaculta y del FCE, señala que el gran peligro de Octavio Paz es el mausoleo, el convertirlo en estatua, en alejar la vitalidad de su escritura enterrado entre homenajes, obras completas y polvo de incienso; y cuando le tocó organizar el homenaje quiso mantenerse fiel a esa idea.
"Pero la verdad es que fracasamos. Es extraordinariamente difícil en México acercarte a estas figuras canónicas o totémicas, la propia inercia de las cosas obliga a hacer concesiones de una suerte y de otra, y al final del año del Centenario me miro en el espejo y no me reconozco", afirmó.
Dijo que hubo cosas que hicieron bien y otras en las que se equivocaron. "La Lotería Nacional quiso sumarse a Octavio Paz y lanzó un billete conmemorativo, el sistema de correos quiso sumarse al homenaje y lanzó un timbre postal, la Cámara de Diputados quiso sumarse y se declaró en sesión solemne; por suerte los diputados no leyeron a Paz porque hubiera sido desastroso, y así terminamos construyendo un monolito horripilante".
Durante la mesa redonda en homenaje a Octavio Paz que organizó la Ciudad de México como invitada de honor en la 41 Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, en la que también participaron Christopher Domínguez Michael, Francisco Segovia y Santiago Sylvester, Ricardo Cayuela dijo que ninguno de los que se sumaron al homenaje conocía a Paz.
"Ninguno había leído a Paz, ninguno podía valorar el diálogo entre oriente y occidente en ‘El mono gramático'. Nadie sabía nada, ni había leído nada, ni le importaba nada; simplemente eran campanadas del poder puestas en un engranaje que ya no se detenía", señaló.
Christopher Domínguez Michael coincidió y aceptó que en ese programa de homenajes se construyó un gran arco barroco, sin embargo no cree que le hubiera disgustado a Octavio Paz pues dijo que lo que hicieron los diputados en Madrid fue una bochornosa reunión. "Octavio Paz tuvo su picaresca".