De la redacción La Paz, Baja California Sur.- Buscando atraer inversionistas al Oasis de San Miguel de Comondú, Andrea Santana Ceseña, egresada de la UABCS, diseñó un plan de negocios para la elaboración de vino
De la redacción
La Paz, Baja California Sur.- Buscando atraer inversionistas al Oasis de San Miguel de Comondú, Andrea Santana Ceseña, egresada de la UABCS, diseñó un plan de negocios para la elaboración de vino misional, con la idea de que esta actividad productiva contribuya al desarrollo socioeconómico de la localidad.
Actualmente, San José y San Miguel de Comondú son las únicas regiones en el estado que mantienen viva la tradición de elaborar vino misional. Sin embargo, al ser una actividad de tipo artesanal, la producción anual es poca, en comparación con las grandes empresas que se dedican a la comercialización de esta bebida derivada de la uva.
Por ejemplo, en San Miguel de Comondú, el principal productor es “Don Gregorio”, quien produce, aproximadamente, 200 litros anuales. Esto provoca que la comercialización de este vino se dificulte, pues no satisface la demanda que existe en el mercado.
Asesorada por un grupo de catedráticos de la Licenciatura en Comercio Exterior, de la UABCS, Santana Ceseña se trasladó a la zona para recabar información, de pobladores y productores, sobre la elaboración, distribución y comercialización del vino misional.
Mediante este estudio de campo, la joven encontró que, aunque el producto presenta gran rentabilidad económica, hace falta una mejor planeación, capacitación y control por parte de los locales para acercar inversionistas.
“El vino comundeño tiene un gran potencial, no sólo por su sabor único, sino por su valor cultural agregado, ya que la extracción del zumo se hace por medio de la antigua técnica de pisado.
Nuestro proyecto no pretende producir en masa, pero sí de mejorar la oferta para que el producto sea redituable”.
Para el estudio se elaboraron las principales unidades de rentabilidad. Estos indicadores arrojaron que, de implementase bien el plan de negocios, las ganancias se verían reflejadas a partir del tercer año. Así, el inversionista obtendría $1.40 de ganancia por cada peso invertido. La meta trazada son producir 3000 botellas al año.
El proyecto contempla un grupo de trabajo conformado por 12 personas, distribuidos de la siguiente forma: 1 gerente, 1 jefe de producción, 1 encargado de finanzas y 1 de ventas; el resto serían operadores, a quienes se contrataría únicamente por el periodo de recolección de la uva y se capacitaría para hacer más eficiente el proceso de producción.
En cuanto al precio, la egresada refiere que la idea es que esté dentro del promedio de los vinos que se ofrecen en el mercado, para hacer al producto más competitivo. Asimismo, se buscará vincular el producto con el turismo, mediante estrategias de difusión y acercamiento de extranjeros.
Por ejemplo, ofrecer a los turistas recorridos guiados y degustaciones a la región, que contemplen también otros productos, como la elaboración de quesos y aceite de olivos; así como crónicas históricas y culturales de la zona.
Así, el trabajo de Andrea Santana ofrece a los pobladores un medio de subsistir que mantenga vivo su patrimonio cultural e histórico; y a los inversionistas un proyecto rentable, por lo que espera conseguir el financiamiento adecuado en un futuro.