La señora Reyes Oro asegura que no sólo los tratos de los médicos fueron malos, las decisiones que tomaron con ella y su hija fueron pésimas, tanto que la bebé murió dos días después en La Paz Pamela Pa
Pamela Padilla Soto, Corresponsal
San José del Cabo, Baja California Sur.- A las 11 de la mañana la señora Verónica Reyes Oro se encontraba pujando para tener a su bebé, pero nunca imaginó que los siguientes 15 minutos se convertirían en una experiencia aterradora, cuyas secuelas ocasionaron la muerte de su hija, apenas dos días después de su alumbramiento en el Hospital General “Raúl A. Carrillo” en San José del Cabo.
La mañana del martes 2 de diciembre, la señora Reyes anunció a su marido que era momento de ir al hospital, pues a sus 38 semanas de gestación y luego de tres hijos, estaba segura que su bebé estaba lista para nacer, por lo que a las 8:30 de la mañana ya se encontraba en urgencias, 20 minutos después ingresada y ya con 7 centímetros de dilatación.
Para las 10 de la mañana ya había dilatado 10 centímetros y estaba lista para expulsar a su bebé, pero la doctora Kenia Abigail González Flores le informó que el producto no bajaba y se limitó a cuestionarla si había tenido problemas en sus anteriores partos, a lo que ella respondió que al ser diabética, su último hijo nació de más de 4 kilos y sufrió asfixia prenatal.
Al no saber cómo proceder, relató que la doctora dejó pasar el tiempo y 35 minutos después al escuchar un tronido que vino del interior del cuerpo de la señora (al parecer se le rompió la fuente), como si dejaran caer un globo lleno de agua al piso, de inmediato la pasaron al quirófano.
“Yo le dije a la doctora que me sentía mal y que el dolor era insoportable, pero dijo que la bebé seguía muy arriba y que me iban a ayudar a tenerla, más nunca me mandaron a hacer ningún tipo de análisis, ultrasonido para ver el tamaño de la bebé o su ritmo cardiaco, nada de eso, así me pasaron a quirófano, me decían que no podía salir que siguiera pujando, entonces le dije a la doctora que estaba sufriendo yo y mi hija, pero me respondió que no podían hacer nada, que siguiera pujando”, relató.
Narró como sentía que la bebé buscaba cómo salir de su panza, pero al parecer su cabeza se le atoró, lo que provocaba un dolor inmenso a la paciente y orilló a los médicos a pedir el apoyo de dos ginecólogos y dos pediatras, quienes tampoco lograron sacarla.
“Entonces uno de los doctores dijo que me abrieran y como “res” me abrieron hasta atrás, me trataron como animal, entonces un doctor dijo que no podía salir y yo le gritaba que ya me ayudaran y que me hicieran cesárea pero dijo que no podían porque la bebé ya estaba abajo y de pronto se terminaron los dolores, por lo que se preocuparon y fueron por otro doctor, llegaron dos más y se subieron arriba de mi panza, me subieron las piernas y los pies hasta la cara porque no podían sacar a la niña, fue algo tan horrible que luego luego me di cuenta que las cosas estaban mal y me dijeron que no me preocupara, pero yo sólo les pedía que se apuraran por mi hija”, reveló entre lágrimas.
Y continúo, “todo eso empezó a las 11 y a las 11:15 nació mi hija y como no podían sacarla, uno de los doctores de plano metió sus manos dentro de mí, yo sentí sus manos dentro de mi cuerpo y sólo así la pudieron sacar, cuando pasó eso entre ellos movían la cabeza negativamente y se veían entre todos, la niña nació sin signos, no lloró y la pasaron a una mesa para reanimarla y lo lograron, le pusieron aparatos en todo su cuerpo, la intubaron y a mí me sacaron del quirófano”.
Entre su dolor por saber que algo andaba mal con su hija, se atrevió a preguntar a quien le señalaron como jefe de pediatría, “un doctor moreno, gordito de lentes, muy grosero, pues me gritó se puede calmar señora porque estamos haciendo todo lo posible porque su hija esté bien”.
Pasaron 4 ó 5 horas sin que la señora Reyes supiera nada más que su hija se encontraba en neonatología, mientras tanto a las afueras, su esposo se cansaba de preguntar por la salud de su hija y esposa, sin tener ninguna respuesta; en ese inter le solicitaron su pañalera para sacar un pañal y le acabaron robando una medalla, la cual exige le sea devuelta.
“Me dijeron que iría un pediatra a explicarme lo que pasaba con mi hija pero nadie fue, hasta las 11 de la noche se acercó el doctor Piña y habló conmigo, me dijo que era urgente que fuera mi esposo porque iban a trasladar a mi niña a La Paz porque estaba muy delicada, pero no me explicaron por qué, sólo que estaba entre la vida y la muerte porque no respiró al nacer, me la llevaron, me dijeron que le diera un beso porque quizá no la volvería a ver, pero ni un abrazo me dejaron darle”, aseguró.
Durante el traslado hacia el hospital Salvatierra la bebé sufrió un paro respiratorio del cual lograron sacarla en La Paz, donde después de una labor titánica y comprometida de los médicos de aquel municipio, finalmente la bebé falleció a la 1 de la mañana del jueves 4 de diciembre, de un paro respiratorio del que no pudieron sacarla.
La señora Verónica acentuó el hecho de que el pediatra que atendió a su hija en La Paz, comentó a su esposo que todo lo que habían hecho en el Hospital General de San José del Cabo estuvo mal, desde los rayos X deficientes que no lograron mostrar que la pequeña tenía dislocado un brazo y un derrame en el cerebro, hasta la aplicación incorrecta del medicamento.
“El doctor le preguntó a mi esposo que por qué a la niña la mandaron hasta esa hora, porque si hubiese sido en cuanto nació, hubieran podido hacer algo más por ella y literal dijo, no entiendo por qué de San José siempre nos mandan a la gente cuando ya no se puede hacer nada por ellos”, refirió.
Dijo que movidos por el dolor no se han sentido suficientemente fuertes para levantar una acción legal en contra de los médicos y todos los que resulten responsables por la muerte de su hija, pero aseguró será en estos días que lo hagan, pues quieren evitar que otro padre de familia pase por el sufrimiento que esta pérdida y todo lo que la ocasionó, ha traído a sus vidas.
Manifestó que fue hasta 15 días después cuando el subdirector del hospital, el doctor Payen la atendió, le ofreció medicamentos y atención psicológica.
Reyes Oro exige a las autoridades de salud del estado y a los directivos del Hospital General de la cabecera municipal que pongan atención a su llamado, pues desafortunadamente no es el primer caso que ocurre en esta institución, además de que el trato que le brindaron y el actuar de los trabajadores mientras estuvo internada le dejaron mucho qué desear.
“Los directivos del hospital deben checar bien a la gente que tienen trabajando porque en el ratito que estuve ahí hay cosas muy mal hechas, una enfermera acostada en la camilla junto a mí chateando o jugando en su celular como si no tuviera nada mejor qué hacer, me gustaría pedirle a la gente que ahí se atienda que tenga cuidado y que sea más exigente, pues ellos están ahí para trabajar, para eso se les paga, no deben estar ahí para tomar café, estar platicando o jugando en lugar de que hubieran hecho algo más por mi bebé; les pido encarecidamente que por favor hagan su trabajo como debe de ser, voy a demandar a los doctores porque esto que me hizo no se vale, se pudo haber evitado si me hubiera mandado a hacer un simple ultrasonido como lo indicó el doctor Tiznado”, finalizó.
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